Mis veranos
Mis veranos tenían la brisa de halcones con cresta y de coches ficticios hablando.
De botas de hierro fundido por toda la tierra por la que paseaba bajo el sol descalzo.
De avispas muy bien adiestradas que siempre acababan clavando la púa en el blanco.
Y de un castillo de naipes medio construido hecho con cemento que había sobrado.
Mis veranos tenían gustillo al zumo de un limón con azúcar y hielo mezclado.
A despertares meciendo columpios cambiando a otro sitio los mismos ladrillos de mármol.
A radios sonando de fondo que solo paraban para oír a los grillos cantando.
Y a romerías de reinas del cielo, sombrero de paja y aromas a anís estrellado.
Mis veranos sabían a uva del Vinalopó previamente cubierta con papeles blancos que servían de escudo frente al más feroz chaparrón
y contra pajarillos buscando su grano.
Mis veranos tenían olor a una hoguera en la plaza de Hontanas
con gente riendo, bebiendo y saltando
que siempre observaba sentado junto a mis abuelos
con un chocolate caliente en la mano.
Y así es como yo te recuerdo.
No importa que sigan pasando los años.
Los ojos de un niño no entienden de tiempos,
por eso no olvido aquellos veranos.
ILUSTRACIÓN: David Rivas
Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez
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