La celebración del Orgullo LGTBI+ es una reivindicación de nuestros derechos; es el momento de celebrar la diversidad y defender las libertades conquistadas que muchos se empeñan en recortar. En este Orgullo, nosotras, las mujeres sáficas, tenemos y debemos tener nuestro propio lugar, aunque los medios a menudo se enfoquen más en los hombres y nos releguen a un segundo plano. Históricamente, las mujeres sáficas hemos sido marginadas, y esta falta de reconocimiento perpetúa la carencia de apoyo que necesitamos. Esta tendencia a invisibilizarnos, es particularmente frustrante cuando consideramos el papel fundamental que hemos jugado las mujeres en la lucha por los derechos LGTBI+. Las primeras que comenzaron la lucha en Stonewall eran mujeres, y la madre del Orgullo, Brenda Howard, era una mujer bisexual. Es evidente que hemos sido cruciales en el avance de nuestros derechos, y es vital que se nos dé el reconocimiento que merecemos. Por eso nosotras nos negamos a que nos escondan y cada vez conquistamos más espacios: durante el Orgullo exigimos que se nos dé voz y espacio para compartir nuestras experiencias y desafíos únicos.
Un buen ejemplo de cómo se puede y debe fomentar la inclusión ha sido durante este Orgullo la colaboración entre COGAM y Tinder en una campaña con el lema “Hagamos visible lo invisible, juntas”. Aunque la iniciativa se centró en destacar a las mujeres lesbianas, también ayudó a dar presencia a todas las mujeres sáficas, es decir, a toda mujer que siente atracción romántica y/o física hacia otras mujeres. Gracias a esta y otras muchas actividades que venimos haciendo desde hace años se observa que la presencia de las mujeres durante el Orgullo ha aumentado. Basta con ver el cartel de “La plaza de las Reinas”, que desde hace años se centra en una programación para mujeres y producida por mujeres. Pero no es suficiente. Necesitamos ampliar la comprensión de los desafíos y necesidades específicas que enfrentamos, promoviendo un enfoque más inclusivo en la lucha por los derechos. Hemos venido a decir que aquí estamos, que siempre hemos estado y que nunca nos vamos a ir.
La lucha por nuestros derechos y la igualdad dentro de la comunidad LGTBI+ debe ser representativa de todas las voces, especialmente aquellas que históricamente han sido silenciadas. Nosotras, las mujeres sáficas, al ser visibles, desafiamos los estereotipos de género y sexualidad, fomentando un movimiento más inclusivo y cohesivo. Es vital que esta presencia y reconocimiento no se limite a las celebraciones del Orgullo, sino que se mantenga y se promueva a lo largo del año, para asegurar un cambio real y duradero. Además, es importante destacar que no solo se trata de ser vistas, sino también de ser escuchadas y comprendidas. Nuestras experiencias y vivencias son únicas y merecen ser compartidas en todos los espacios posibles. La representación en los medios de comunicación, en la política y en la educación es fundamental para romper con los estereotipos y prejuicios que aún persisten en la sociedad: necesitamos incluir en los currículos escolares la historia y las contribuciones de las mujeres sáficas y de toda la comunidad LGTBI+ es esencial para crear una sociedad más inclusiva y respetuosa; y exigir a las empresas y las organizaciones políticas que cumplan con su responsabilidad de promover la diversidad y la inclusión en sus entornos laborales. De igual manera, reivindicamos acciones concretas para apoyar a las mujeres sáficas en situaciones de vulnerabilidad. Muchas de nosotras enfrentamos discriminación múltiple, no solo por nuestra orientación sexual, sino también por nuestro género, raza y clase social, entre otros factores. Es fundamental que las políticas públicas y las iniciativas comunitarias aborden estas intersecciones y brinden el apoyo necesario para que todas podamos vivir con dignidad y respeto.
En definitiva, la inclusión de las mujeres sáficas durante el Orgullo y a lo largo del año es esencial para avanzar en la lucha por nuestros derechos y la igualdad. Al ser visibles, no solo desafiamos los estereotipos y prejuicios, sino que también fortalecemos y enriquecemos el movimiento LGTBI+. Es nuestra responsabilidad colectiva asegurar que esta inclusión se mantenga y se promueva en todos los ámbitos de la sociedad, para que todas las voces sean escuchadas y todas las personas puedan vivir con libertad y orgullo.