Cartagena es tierra de leyendas, mar y artistas, como es el caso de Aida Gren. La fotógrafa salió de la ciudad portuaria en busca de un futuro en el mundo de la moda y ha conseguido hacerse un hueco en editoriales de revistas internacionales. Portugal, Berlín, Londres y París han sido algunos de sus destinos, aunque ahora reconoce estar centrada en el cine, su última obsesión, que comparte junto a la escritora Marta Ros, su pareja artística y sentimental.
Conocemos a fondo a Aida Gren, la persona que se esconde bajo el seudónimo de Aidugs, nombre artístico con el que firma su obra fotográfica. Sus primeros pasos, su acercamiento a la fotografía, su autodescubrimiento en el colectivo LGTBIQ+ y el universo gótico que la caracteriza.
EN BÚSQUEDA
«Nunca he tenido referentes en mi entorno, y eso hizo que me costara entender quién era. Me fui escondiendo para construir una imagen que no tenía nada que ver conmigo. Desde mi niñez, cogía las prendas de ropa y las utilizaba para jugar a disfrazarme, para cambiar mi aspecto, sin tener ni idea de lo que hacía. Poco a poco fui descubriendo que, para mí, la ropa es un elemento muy importante de expresión y me costó encontrar la seguridad para vestir como siempre he querido.
Al principio, a mi familia le costó entenderme, pero ahora me siento apoyada, sobre todo por mi abuela. Cuando salí del armario me dijo: ‘Claro, hija, es que al final las mujeres nos entendemos mejor entre nosotras’. Ahora, cada vez que voy a Cartagena, me siento súper apoyada por mi familia y mi gente. No hacía falta que hablara con ellos para que me entendieran, a nadie le sorprendió».
AUTORREVELACIÓN
«Llegar a Madrid me cambió la vida porque pude empezar a expresarme de verdad. Me di cuenta de que era totalmente normal y había mucha gente que era igual que yo. He encontrado mi refugio en el colectivo LGTBIQ+, que es donde me siento cómoda, en un lugar seguro rodeada de mis amigues. Con el tiempo me he dado cuenta de que esos referentes sí que existían y estaban ahí, aunque no eran tan visibles. Pero siempre me fijaba en esas chicas bolleras que no salían del armario, entre nosotras había una conexión especial. Luego me di cuenta de que también me atraían, claro.
Antes de llegar a Madrid, yo no tenía ni idea de lo que era la fotografía de moda. No fue hasta que llegué aquí cuando se me abrió un mundo de posibilidades. En la universidad nadie me había hablado de este camino y sentí que este era mi lugar. La fotografía es mi máxima expresión artística, donde podía explorar quién soy. Después conocí el cine y entendí que, con él, podía darle movimiento a todas las historias que contaba en mis fotografías».
GÓTICA
«Para mucha gente, mi relación con la fotografía era simplemente un hobby. Pensaban que iba a estudiar o dedicarme a algo más ‘serio’ y esto era solo un juego. Creo recordar que mi primera cámara la encontré de mi padre, que la había ganado con los típicos puntos de Eroski que te regalaban cosas. La cogí y fue mi amuleto, me ha acompañado durante muchos años. Aunque hacía fotos para mí, nunca quería compartirlas con nadie.
Poco a poco me he ido desarrollando y ahora he encontrado que puedo hablar con la fotografía de mí, como una forma de expresión y representar mi universo onírico y gótico. Es mi obsesión, lo que me hace acostarme tarde por las noches y levantarme cada mañana.
Me encanta la estética del terror como la de Ryan Murphy, o la fotografía de Paul Kooiker y Joel-Peter Witkin. En España no hay tanta industria de fotografía de moda, y he tenido que viajar a Berlín, Londres y París para trabajar. Siempre me han dicho que mi arte es muy internacional, pero me encantaría que en España también se pudiera apreciar. Aún queda mucho techo por romper”.
EL AMOR Y EL ARTE
«Durante mi máster, gané un premio de pitch y pude rodar el fashion film de la escuela de ese año. Ahí fue donde empecé a trabajar con Marta Ros, mi chica. El rodaje fue muy sencillo gracias a cómo trabajábamos juntas, nos compenetramos muy bien y sentí una conexión muy especial desde el primer día.
Ella es escritora y hacemos muy buen trabajo juntas, hemos creado una dupla de dirección. Yo me encargo de la parte más creativa, la dirección de actores, el estilismo, el maquillaje…, mientras que ella es mucho más técnica, controla más toda esa parte y hacemos muy buen equipo, hemos formado una dupla de dirección».
FUTURO DE CINE
«Ahora estoy muy centrada en el cine junto a Marta. Estamos a tope intentando levantar nuestros proyectos de peli y documental. Hemos presentado varios proyectos a convocatorias y residencias de creación y estamos recibiendo muy buenas noticias. Quedamos finalistas de la Residencia de la Academia de Cine, nos han dado un premio de Suma Content en el Fire Lab de Barcelona y tenemos una mentoría con Javier Calvo y Javier Ambrossi. Estamos muy ilusionadas”.