Por el Día de la Visibilidad Bisexual: adopta un bi

Temas: Bisexual, COGAM, Visibilidad LGTBIQ+

¿Conoces a algún hombre bisexual visible en tu entorno? Es decir, que hable abiertamente de su orientación sexual. Probablemente la respuesta sea no, y no es algo que me sorprenda, ya que las estadísticas muestran que los hombres bisexuales son muy poco visibles. La macroencuesta de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (la FRA), que responden todos los años miles de personas LGTBI de la Unión Europea, mostraba en su edición de 2020 que solo un 8% de los hombres bisexuales estaban totalmente fuera del armario y casi la mitad de ellos no ha salido del armario nunca. Con nadie. En las ediciones sucesivas este escenario apenas ha cambiado, por lo que podemos concluir que, pese a que los hombres bisexuales estamos ahí, muy pocos lo decimos. De ahí la impresión de que somos poquitos o que directamente no existimos.

Entonces… ¿dónde están todos esos hombres bisexuales y por qué no se muestran? Hay varias explicaciones, pero, en resumen, se debe a que la bisexualidad a día de hoy sigue estando muy estigmatizada. La bisexualidad femenina tiene más visibilidad, pero al precio de ser constantemente fetichizada por los hombres heterosexuales. De hecho, una gran cantidad de mujeres bisexuales reciben propuestas indeseadas de tríos por parte de hombres hetero y tienen índices más altos de violencia sexual que las mujeres hetero. Pero con la masculina lo que ocurre es un borrado completo.

Con este texto me gustaría dirigirme a los hombres gays que lo estén leyendo. Y es que creo firmemente que los hombres gays sois una pieza clave para que haya más hombres bisexuales visibles, puesto que en muchísimos casos sois el primer contacto con el colectivo LGTBIQA+ para muchos hombres bisexuales.

Me siento afortunado de haber tenido amigos gays en mi entorno, predominantemente heterosexual, con los que pude hablar lo básico sobre las siglas del colectivo. Gracias a ellos aprendí que no solo existe la heterosexualidad y la homosexualidad, que ser bisexual era una opción válida, y a partir de ahí pude explorar hasta descubrir qué significaba para mí el ser bi. Además, el contacto con el asociacionismo LGTBI me enseñó sobre la lucha histórica por nuestros derechos, cuánto ha costado pelearlos y la necesidad de defenderlos ahora más que nunca frente a los avances de los discursos de odio. Por supuesto, aprendí a defender la B, que es la identidad que me atravesaba más directamente, pero también el resto de siglas hermanas que, aunque no sean las mías, de una manera u otra también me afectan. ¡Qué importante y qué precioso poder aprender tanto!

Pero mi experiencia no siempre ha sido un camino de rosas con los hombres gays, y tanto yo como otros hombres bi nos hemos encontrado en ocasiones con situaciones más desagradables. Que nos nieguen nuestra bisexualidad cuando la visibilizamos, o que hayan jugado con nosotros a “convertir al hetero”, es decir, acostarse con nosotros para “convertirnos en gays” y lucirnos como trofeo frente a sus colegas, algo cosificador y muy bifóbico, son un par de ejemplos que se me ocurren sin necesidad de pensar demasiado. Muchos de nosotros es posible que en algún momento nos visibilicemos como “hetero” porque no tenemos más herramientas. Buscar acostarse con nosotros exclusivamente para presumir y para intentar convencernos de lo “verdaderamente gays” que somos es algo que puede hacernos mucho daño, al igual que negar nuestra identidad, aunque sea desde el humor. Puede provocar que decidamos que lo mejor es quedarnos en el armario. Y todos recordamos ese lugar…

Descubrir que nuestra orientación sexual no es la heterosexual es un proceso confuso y da miedo, como bien sabe el resto del colectivo. Unas palabras amigas en ese momento pueden suponer un antes y un después. Entonces, ¿qué habría que hacer? Realmente, no os puedo dar una fórmula que funcione siempre para todas las personas, pero hay gestos pequeños que podrían ser muy significantes. Por ejemplo, crear un espacio de seguridad donde se nos acompañe en nuestro redescubrimiento y explorar nuestras dudas, o no negar que la bisexualidad existe y hablar de ella como una orientación válida que no tiene por qué ser una fase, son pequeños gestos que os pueden parecer una tontería, pero pueden implicar un gran cambio en nuestras vidas.

Haciendo esto quizás contribuyáis a que más hombres bisexuales se visibilicen, se empoderen y entren a formar parte de la comunidad LGTBIQA+ ampliándola y haciéndola más diversa. Quién sabe, puede que ganéis un compañero que os acompañe a las manifestaciones en las que defendemos nuestros derechos, o que lleve mensajes sobre nuestro colectivo a espacios donde hay mayoría aplastante de personas heterosexuales a los que normalmente solo les llegan noticias alarmantes y difamatorias sobre nuestra comunidad. Y esto, en los tiempos que corren, es de lo más importante.