Sara Giménez: "Las redes sociales pueden ser un lugar hostil, y te pueden destruir la salud mental"

La influencer se muestra como una mujer abiertamente lesbiana en sus redes, donde cosecha más de medio millón de seguidores.

Sara Giménez en exclusiva para 'Shangay'.
Sara Giménez en exclusiva para 'Shangay'. (Carlos Villarejo)
David Pallarés

David Pallarés

Con siete años vi a Madonna besarse con Britney Spears en la tele y desde entonces mi vida cambió.

23 octubre, 2024
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Sus más de 600 mil seguidores en Instagram la avalan como una de las influencers más potentes de nuestro país. Creadora de contenido, empresaria, emprendedora y mujer abiertamente lesbiana, Sara Giménez ha luchado por crear una comunidad de mujeres LBT donde todas se sientan seguras. Así lo afirma ella misma, que lleva ocho años dedicados a las redes sociales en cuerpo y alma.

Dejando el pasado atrás y las polémicas aparte, la creadora quiere reafirmarse como alguien que pelea cada día por visibilizar a la comunidad LGTBIQ+ en Internet, y mostrarse libre y orgullosa: “Siempre he querido que vean lo que soy, una mujer lesbiana libre, y me gusta mostrarlo con naturalidad. Alguien que tiene a sus amigas, su vida y su trabajo. Yo he crecido sin referentes, y quería crear un espacio en el que la gente pudiera verse en mí y verme como alguien completamente normal. No soy ningún referente, pero sí quiero crear un espacio seguro para todas”.

Su día a día está ligado al teléfono, al que le dedica entre ocho y nueve horas diarias. “No me quejo de mi trabajo porque soy consciente de que soy una privilegiada. He trabajado de camarera en locales de comida rápida, en tabernas, en multinacionales, y tengo total conciencia de ello. Pero sí que es verdad que hay una parte muy peligrosa de las redes que no todo el mundo ve. Te conviertes de pronto en una figura pública y todo lo que dices o haces se expone a juicio, y cada error tiene sus consecuencias. Yo he aprendido la lección e intento tenerlo muy presente. Pero, por supuesto, soy consciente de la gran oportunidad que tengo y me gusta aprovecharla al máximo. Ahora estoy montando una cafetería con mi pareja en pleno barrio de Chueca y quiero dedicarme a tope a ella. No sé cuánto tiempo me queda en redes, pero sé que no va a ser para siempre, y el tiempo que esté lo voy a disfrutar”.

Cada vez más, los discursos de odio imperan en el mundo y, por ende, en las redes sociales. El hate y los comentarios dañinos inundan Internet, y parece que no hay consecuencias para quienes lanzan dichos mensajes. “El aumento del odio en redes es por el auge de la ultraderecha. Por culpa de ciertos partidos políticos y de discursos que discriminan a una gran parte de la sociedad, la gente se siente con total impunidad para poner lo que le dé la gana en redes sin que nadie haga nada para evitarlo. A mí me sorprende mucho cuando me llegan ciertos comentarios homófobos, por ejemplo. Mi contenido es el que es y es para mi comunidad, me llama la atención que el algoritmo, que es muy inteligente, le haga llegar mis vídeos a esta gente… Tal vez se deberían preguntar por qué les llega mi contenido, quizá tienen algo ahí dentro que tienen que ver, cierta represión, a lo mejor”, apunta.

Las redes pueden ser un lugar hostil y te pueden destruir la salud mental en un segundo. A veces puedes decir o hacer algo sin querer ofender a nadie, alguien lo tergiversa y, de pronto, estás en la mierda. Siempre va a haber alguien esperando a que te equivoques para verte caer, y eso es muy frustrante. Se nos olvida que detrás de la pantalla somos personas normales y corrientes, y los insultos, comentarios dañinos y el hate nos pueden hacer mucho daño. Aun así, yo estoy feliz de la comunidad que tengo, que me quiere, me apoya y me protege. Tengo mucha suerte en ese sentido”, confiesa la creadora.

Lo que más le gusta de su trabajo es poder viajar por el mundo para descubrir países y contarlo en sus redes. Reconoce que no le gusta aprovecharse de los privilegios de los influencers y prefiere ir a lugares más recónditos, y evitar los lujos. “Me encanta ir a países donde no ha ido nadie, intento no organizar nada para dejarme llevar y descubrir cada ciudad según vaya surgiendo. Ahora estoy obsesionada por la naturaleza y la aventura, quiero visitar Islandia, las Azores, África… Intento dejar de lado el teléfono, pero es inevitable. Si voy a ver un glaciar siempre pienso ‘¿cómo no voy a hacer algún vídeo aquí?’, y acabo trabajando todo el rato. Además, viajar tanto me ha dado la oportunidad de ver lo privilegiados que somos en España en cuestión de derechos. Me gusta ir a las zonas LGTBIQ+ de cada país para ver cómo se vive allí, y como casi siempre viajo con mi novia, algo que me flipa, tenemos que tener cierto cuidado con según que zonas en determinados países. Tenemos mucha suerte de vivir en el país donde vivimos. Hay que valorar más los derechos LGTBIQ+ que tenemos en España”.

Su nuevo proyecto está más alejado de las redes. Junto a su novia, está montando una cafetería en el barrio de Chueca. Su nombre será Casto, y es su gran sueño y su apuesta para el futuro: “Sé que mi faceta como influencer tiene fecha de caducidad. Me gustaría seguir trabajando en redes, pero detrás de las cámaras. Ahora con la cafetería no paro de pensar en planes de comunicación y de marketing y me encanta. Quiero que esto salga bien, me hace mucha ilusión”.

FOTOS: CARLOS VILLAREJO
ESTILISMO: JOSÉ HERRERA
MAQUILLAJE Y PELO: ÁLVARO SANPER PARA NARS/I.C.O.N. SPAIN
MAKING OF: PABLO CARRASCO DE JUANAS

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