El juicio por el crimen de Samuel Luiz continúa, y en un intento de defender a los presuntos asesinos, los abogados caen en el uso de argumentos homófobos y machistas. El abogado de Katherine Silva, Luciano Prado, acusada del crimen con el agravante de discriminación por orientación de género y para la que se piden 25 años de cárcel, llegó a decir “No entiendo todo este folclore homosexual” cuando quería explicar que le sorprendía la acusación de homofobia hacia su cliente. Una acusación basada en el testimonio de una testigo que asegura que le escuchó llamar a Samuel “maricón de mierda”, poco antes de que su por entonces pareja le propinara varios puñetazos.
El testigo en cuestión es Lina Fernández, una amiga que acompañaba a Samuel esa fatídica noche, y que también asegura que Katherine le impidió a su novio, Diego Montaña, socorrer a la víctima. La acusada niega estos hechos y asegura todo lo contrario, que no solo no insultó ni agredió ni obstaculizó el auxilio de Samuel, sino que intentó que su novio no le pegara. Además, ha añadido que no tiene nada en contra de las personas homosexuales y que tiene amigos y amigas que pertenecen al colectivo.
El abogado podría haber mantenido su defensa ahí, ya que, según peritos policiales, su cliente nunca llegó a tocar a la víctima, pero quiso incidir en el «folclore homosexual». Este supuesto folclore está motivado porque la Fiscalía considera agravar sus penas de asesinato ya que hay indicios de que actuaron por la condición que creyeron notar en Samuel y porque la acusación popular la ejerce la Asociación para la Libertad Afectiva y Sexual (ALAS) de A Coruña.
Prado también aseguró que su cliente no podría formar parte de la pelea porque lo que suelen hacer las chicas cuando hay “una pelea” es “quedarse llorando”, mientras sus novios asumen las actitudes violentas. “El hombre normalmente es más burro, pero no lo digo por machismo. No soy machista, de hecho considero que las mujeres son más inteligentes”, justificaba el letrado.
Luis Salgado, abogado de otro de los acusados, Diego Montaña, ha intentado justificar los supuestos insultos proferidos por su cliente de una manera que vuelve a sonar un tanto homófoba. En principio, su cliente llamó “maricón” a Samuel cuando inició el linchamiento y cuando este estaba ya en el hospital se excusó en que era “un puto maricón”. El letrado comenzó su hipótesis diciendo: “Imagínense que Samuel no era gay” y continuó su argumentación explicando que Diego Montaña le habría agredido de igual manera y que no le pegó por serlo. Pero lo que nadie puede confirmar es si era gay o no, ya que el único que puede expresar su orientación sexual era Samuel y este jamás la manifestó, ni siquiera a su familia.
También negó que su cliente tuviera motivaciones homófobas, porque “¿cuántas veces cualquiera de nosotros hemos dicho ‘¡Te voy a matar, hijoputa!’, sin que tengamos intención de matar o nada contra las putas?”. Puede que esta haya sido la sesión más desagradable y grotesca de las tres semanas de juicio oral que han transcurrido desde que empezó, por las insinuaciones homófobas y machistas.