Marc Giró: "Nunca he dejado de comportarme como lo que soy: una loca"

Temas: Anuario, Entrevista, Presentador, Representación LGTBIQ, Televisión

Presentador, historiador del arte y periodista especializado en moda y estilo. Parece que hay pocas cosas que se le puedan resistir a Marc Giró, sobre todo en este año, en el que ha estado imparable. Su 2024 ha estado marcado por el éxito de Late xou, el programa de televisión que presenta en La 2 de Televisión Española, y por donde han pasado muchas de las grandes celebridades del panorama nacional.

Sus entrevistas llenas de humor lo han convertido en viral en más de una ocasión, y han sido una muestra de su profesionalidad y trayectoria intachables. El catalán es uno de nuestros abanderados del año, no solo por su gran éxito, sino también por ser uno de los rostros LGTBIQ+ más visibles de la televisión, alguien que nunca duda de usar su altavoz para reivindicar los derechos del colectivo y servir de azote contra los discursos de odio.

“No me considero ningún activista porque respeto muchísimo a la gente que sí que lo es. Admiro mucho a la gente que se implica en el activismo desde un punto de vista político y que ofrece su tiempo a la causa, es algo muy loable. No es mi caso. Simplemente me he mostrado siempre tal y como soy, ¿qué absurdo sería lo contrario, no?”, dice. “Mi mayor talento ha sido nacer en democracia, en un país en paz, y poder desarrollarme sin ningún tipo de miedo ni represión. Y eso se ha conseguido gracias a esos activistas que te decía. Creo que he sido una persona que ha estado un poco en Babia, y he dado siempre por hecho que ser marica era algo que estaba bien y no tenía que avergonzarme por ello ni tenía que esconderlo. Mi sorpresa, más que descubrir que era marica, fue descubrir que hubiera gente a la que eso le parecía mal… Cosa que me ha dado completamente igual, porque nunca he dejado de comportarme como lo que soy, una loca”.

Aun así, reconoce estar preocupado por el auge de la ultraderecha y la fuerza que, cada vez más, están cogiendo los discursos de odio, lo que facilita que haya gente que sienta que puede atacar tranquilamente a los derechos de las personas. “Tal vez peque de ingenuo, pero me gusta confiar en el prójimo. Últimamente me cuesta un poco más, quizá sea por el auge del fascismo, pero quiero apelar al sentido común, a la inteligencia y a la bondad. Me sorprende mucho que a esa gente que se encuentra cómoda entre los discursos de odio se le olvide que están hablando de personas. Perdóneme, pero si usted no entiende lo que es un marica, creo que el problema es suyo por no entenderlo, no del marica. Hay muchas cosas que yo no entiendo, incluso hay muchas cosas que odio, pero no voy por ahí con una pistola disparando contra ello. Me aguanto y punto”, explica con gracia.

“Deberíamos abrirnos más, e intentar entender aquello que no conocemos o que nos produce rechazo. Es una pena que no queramos descubrir el mundo más allá del que conocemos simplemente porque, a priori, no nos gusta. Yo he trabajado muchos años en el sector de la moda, y aprendí que cuando algo no me gustaba era ahí donde tenía que ir. Tenía que descubrir por qué me chirriaba, porque los prejuicios no te permiten ver más allá y te nublan la vista”, asegura.

Últimamente es muy común oír hablar de fake news, de bulos y desinformación. Muchos políticos han entrado al juego de usar noticias falsas para hacer campaña, siguiendo la estela de poderosos como Donald Trump. Discursos vacíos que calan mucho en el público, que prefiere creerse cualquier cosa antes de contrastarla. El poder de las redes sociales y el clickbait es también gran responsable de ello. Algo que Giró denuncia sin ambages: “Hay un problema muy grande con la desinformación. Creo que desde los medios de comunicación tenemos que seguir defendiendo la libertad de expresión y la libertad de prensa. Ahí pueden tener cabida muchos tipos de discursos y una gran variedad de ideas, y me parece sano que convivan entre ellas y se debata con muchos puntos de vista. El problema está cuando la gente solo usa un único canal de información y, ese canal, proviene de Internet, de redes sociales, donde hay un grandísimo ruido informativo, donde los bulos campan a sus anchas sin que nadie haga nada para detenerlos. Hay que informarse con periodistas de verdad, en canales oficiales y veraces. Es muy fácil caer en el bulo, pero hay que esforzarse un poquito más. Si yo tuviera apendicitis no iría a la frutería. A mí me gusta informarme con periódicos de papel, los del quiosco, y leer varios para conocer qué piensan unos y otros”.

Y si hay gente que vive pegada a las redes sociales y hacen de ellas su principal fuente de información, esos son los jóvenes. Aunque la juventud siempre ha estado ligada a la rebeldía, muchos han caído en las garras de la ultraderecha y creen que ahí se encuentra la revolución y desobediencia. Una revolución que tiene más que ver con el retroceso que con el progreso. “¿No te parece que ahora impera la desfachatez, la desvergüenza y la mala educación? Es tremendo. A mí me preocupa especialmente la idea de que ser facha es el nuevo punk. Parece que lo que mola es ir en contra de los derechos humanos, que la rebeldía es la ultraderecha. La gente está muy equivocada y me da pena que haya jóvenes que lo vean así, porque tienen un desconocimiento total de los movimientos y luchas sociales… De hecho, hay muchísima gente que ha hecho la primera comunión, que son católicos y apostólicos y creen en Dios, pero han olvidado la base del catecismo, que es el perdón y el amor al prójimo. ¿Dónde han quedado esos valores que tanto defienden?”, se cuestiona indignado.

Hablamos, por supuesto, de la televisión y del papel que juega en todo esto. Defiende que los programas deben de ser libres y sus presentadores también, aunque no termina de entender por qué algunos programas de entretenimiento se han llenado, de pronto, de tertulias políticas: “Eso debería de quedarse en las páginas de opinión de un periódico o en la tertulia del 24 horas, pero hacerlo en un programa de entretenimiento día tras día es acoso y derribo, y habría que ver a quién favorece ese discurso a la larga”.

Aunque es el primero en reconocer que es muy crítico con el Gobierno cuando tiene que serlo. “La izquierda de este país debería ser más radical. Más radical en cuestiones ecológicas y de medio ambiente, en derechos sociales; radical en cuestiones de género, en la defensa de las personas trans e intersexuales; radical para redistribuir la riqueza, en cuestiones de inmigración y ayuda a las personas migrantes racializadas. La izquierda debería ponerse en pie, porque hay mucho sector de la izquierda que se ha acomodado en su privilegio y tendría que ser más crítico. Porque ya nos veremos cuando llegue al poder un gobierno fascistoide de ultraderecha, como está pasando en otros países de Europa. Habrá que ponerse las pilas y hacer una política de izquierdas radical”.

Entre su extenso currículum, Marc Giró ha pasado por diferentes cadenas de televisión y por diversos formatos. Nacionales o autonómicas, desde televisiones privadas como Telecinco y Antena3 hasta cadenas públicas como TV3 o –su actual hogar– Televisión Española. El presentador barcelonés conoce a la perfección los entresijos del mundo televisivo, y no es de extrañar que tenga las ideas muy claras cuando le preguntamos cómo le gustaría que fuera la televisión del futuro, su sueño de televisión para que esta se convierta en un lugar más abierto, diverso y plural. “Envidio mucho el modelo de televisión pública que tienen en Reino Unido con la BBC, que me parece un ejemplo perfecto de cómo debería ser la tele”, confiesa.

Y añade: “Tengo una idea muy concreta de lo que tiene que ser la televisión pública: un órgano libre, en el que los que la dirijan sean independientes y no estén bajo el mandato de un partido político. Que sea una televisión protegida, porque en ella trabajan profesionales de altísimo nivel a los que nadie les tiene que decir cómo hacer su trabajo. Apelo al espíritu de Paloma Chamorro y de esa televisión libre, con muchísimo talento, creatividad y poca vergüenza. Con debates de calidad e información veraz. Nos merecemos una televisión pública libre, independiente y diversa que esté al servicio de unos ciudadanos múltiples, diversos y variados”. Nada más que decir.

FOTOS: MANO MARTÍNEZ
VÍDEO: PABLO CARRASCO DE JUANAS