Nazario: "Hemos tirado piedras y conquistado todos los espacios, solo queda tener paciencia porque la igualdad llegará"

El artista es uno de nuestros protagonistas del anuario 2024, y nos ha abierto las puertas de su casa para este reportaje exclusivo.

El artista Nazario Luque.
El artista Nazario Luque. (Mano Martínez)
David Pallarés

David Pallarés

Con siete años vi a Madonna besarse con Britney Spears en la tele y desde entonces mi vida cambió.

7 enero, 2025
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Barcelona, 1977. Nazario Luque, José Pérez Ocaña y Camilo Cordero pasean por las Ramblas ante la atenta mirada de los transeúntes, que contemplan atónitos a tres personajes revolucionarios que estaban cambiando la historia de nuestro país sin saberlo. Barcelona, 2024. El mismo Nazario, con unas cuantas arrugas más y el pelo cubierto de canas, pasea por las mismas Ramblas de una Barcelona mucho más moderna de lo que fue, con el suelo levantado por las obras, y acompañado por el equipo de Shangay, mientras nos conduce hasta su casa. “Antes era la casa de Ocaña”, nos dice, y eleva aún más la experiencia.

Lo último que imaginaba en nuestro viaje a Barcelona era que acabaría en la casa de uno de los grandes hombres de nuestra cultura. Y aunque Nazario es de los que no necesitan presentación, no está de más recordar que el sevillano es uno de los padres del cómic underground, a la altura de otros como Tom of Finland y Ralf König. Su Anarcoma ha dado la vuelta al mundo, y se le siguen dedicando exposiciones, como la reciente del Art Basel de París. Ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, y este 2024 el Ministerio de Igualdad le ha entregado el Premio Arcoíris por su compromiso con el colectivo LGTBIQ+.

Nazario

Nazario

Toda una leyenda de la escritura y la ilustración con la que tenemos el placer de compartir una tarde de finales de noviembre en la ciudad condal. “Cuando empecé a dibujar, quería representar lo que nunca se había hecho en dibujo, y yo nunca había visto cómics de dos hombres teniendo todo tipo de relaciones sexuales en una cama, con sus diálogos y su historia. Aquí la cosa estaba difícil para poder publicarla, como te podrás imaginar, así que lo tenía que hacer en Francia, con una publicación clandestina que se llamaba La piraña divina. Lo vendíamos a mano, apenas unos 300 ejemplares, y parece ser que la policía tuvo conocimiento de ello, así que nos entró la paranoia de que nos iban a perseguir y encarcelar por esta historia. Imagina cómo estaba el país, con Franco y la censura haciendo de las suyas, y mientras yo dibujando a esos chulazos con pollones descomunales teniendo sexo con otros”, cuenta entre risas.

A pesar de la represión, siempre tuvo claro que quería que esas historias llegasen al mayor número de personas posible: “No tenía sentido que publicara unos dibujos de maricones en una revista de maricones, quería hacerlo en publicaciones de heterosexuales porque ahí era donde realmente iba a ser transgresor”. Participó en la que se considera la primera manifestación del Orgullo de nuestro país, que tuvo lugar en Barcelona en 1977, donde formaba un particular grupo junto a otros dos artistas como Ocaña y Camilo.

Algunos de sus paseos por las Ramblas, con Ocaña vestido de mujer y enseñando sus genitales al público, quedaron para siempre registrados en el documental de Ventura Pons Ocaña, retrato intermitente. Unos años que Nazario recuerda con añoranza, a pesar de las palizas y los problemas con la policía. “Aquí se vivió una verdadera explosión artística. Barcelona fue más revolucionaria que la movida de Madrid, que fue una cosa más de bares, como el Rock-Ola, y de maricones de provincia llegando a la capital. Lo de aquí fue algo más politizado”, defiende.

José Pérez Ocaña, Camilo Cordero y Nazario Luque por las Ramblas de Barcelona.

José Pérez Ocaña, Camilo Cordero y Nazario Luque por las Ramblas de Barcelona.

“Recuerdo una vez que la Ocaña nos trajo unos vestidos que decía que eran de Massiel, y nos los pusimos para salir a la calle. A ella le encantaba montar sus números, cantar y recitar poesía, sobre todo en el Café de la Ópera, que lo frecuentaban los maricones y la gente del teatro y el cine. Uno de esos días, con nosotros vestidos de mujer, congregó a casi 500 personas en una terraza. Ella no paraba de levantarse la falda y enseñar el culo, y justo vino un furgón de la policía para arrestarnos. Nosotros nos resistimos y la gente empezó a apoyarnos, a gritar que nos liberaran y nos soltaran. De pronto, todas las travestis y los maricones que estaban ahí armaron una reyerta contra la policía, le tiraban mesas y botellas. Fue toda una batalla campal, y la primera manifestación de los maricones contra la ley. Eso luego tuvo represalias, claro, y la policía nos pegó una paliza en la comisaría para vengarse del motín que se había armado”, recuerda.

Nazario

Nazario

Su piso, de lo más acogedor, está repleto de arte. Con fotografías de él mismo, sus propias ilustraciones e, incluso, algún retrato firmado por Ocaña. Durante nuestra visita, deambula por la casa su nueva ilusión: un chico pakistaní del que reconoce estar enamorado a sus 80 años. “Tiene cara de asesino…, y eso me vuelve loco”, señala. Aunque si hay que hablar de amores, es imposible no hacerlo del escultor Alejandro Molina, con el que compartió 35 años de vida y con el que contrajo matrimonio antes de que falleciera. La casa está impregnada por su rastro, desde fotos y dibujos juntos a algunas de las obras del escultor que adornan el salón.

“Nunca fuimos la típica pareja”, dice mientras alza la vista al techo, como si recordara en un momento todos aquellos años. “Alejandro y yo nos queríamos muchísimo, y supimos adaptar nuestra relación para seguir haciéndolo sin perder la libertad de cada uno. Él era un poco puta y yo más celoso, así que tuvimos que encontrar la manera de vivir nuestra historia. Seguíamos follando con más hombres, teníamos otros novios y, a veces, incluso los compartíamos. Pero con el que hacía todo y estuve más de treinta años de mi vida… fue con él”.

Nazario y Alejandro Molina juntos.

Nazario y Alejandro Molina juntos.

La casa de Nazario en Barcelona.

La casa de Nazario en Barcelona.

Dejando atrás el pasado, Nazario mira al presente y reconoce sentirse orgulloso de los jóvenes que siguen paseando por esas Ramblas de Barcelona, y lo hacen vestidos como les da la gana, sin represalias, ni miedo: “Me da mucha alegría ver la libertad de la que gozan las nuevas generaciones. Toda la información que tienen y los derechos que se han conseguido. Pero, a su vez, me preocupa ver cómo la derecha se ha envalentonado y piensa que puede darle una paliza a cualquier travesti o maricón. Sigue habiendo incomprensión y odio. ¡Con lo sencillo que es respetar a los demás! Para mí lo importante es que la gente se lo pase bien, disfrute de su vida al máximo y, a quien le interese el sexo, que lo haga con total libertad y gozo para vivir relaciones satisfactorias y de acuerdo mutuo”.

Está claro que Nazario es un gran defensor de la libertad sexual. En sus obras nunca ha dudado en mostrar todo tipo de relaciones, y sus viñetas han despertado las fantasías de todos aquellos que se han acercado a ellas. Anarcoma, Alí Babá y los 40 maricones y La vida cotidiana del dibujante underground, entre otras, son una muestra del estilo desvergonzado del autor, que exploraba los tabúes de nuestra sociedad con escenas crudas e incluso grotescas, hechas siempre con el descaro que le caracteriza.

Hay algo en lo erótico y pornográfico de mis dibujos que a la gente le chocaba y le atraía a la vez. Y creo que no era tanto por lo sexual, sino por las dobles intenciones de las historias. Sin embargo, con los años, pensaba que mi obra habría dejado de interesar porque se han hecho cosas más fuertes, pero me ha sorprendido mucho ver cómo se han hecho exposiciones en otros países que me siguen reivindicando”, cuenta orgulloso. “A pesar de ello, creo que ahora hay un cierto puritanismo que me hace preguntarme cómo sería publicar ahora aquellas historias. Hablamos mucho de libertad pero seguimos siendo víctimas de la censura. En Facebook, por ejemplo, te censuran la imagen de una polla, pero luego un descerebrado puede comentar cualquier burrada sin que nadie haga nada”.

Nazario en su casa de Barcelona.

Nazario en su casa de Barcelona.

Su figura es histórica, no solo por su gran legado artístico y testimonial, también por su lucha política y reaccionaria. Una voz de la experiencia que ha vivido en sus propias carnes la represión y que ahora mira con esperanza el futuro de nuestro colectivo. “Creo que el camino que se está siguiendo es el correcto y hay que ir poco a poco, porque la libertad se consigue en las oficinas de los políticos, y eso es una cosa muy lenta, muy de paso a paso, insistiendo y ganando terreno. Nosotros hemos demostrado que podemos tomar las calles y ser muy combativos. Hemos tirado piedras y hemos conquistado todos los espacios, pero si en lo más alto, donde se hacen las leyes, no se hace nada…, es imposible. Así que solo queda tener paciencia, porque la igualdad real llegará”.

Nazario demuestra que está en plena forma, con ilusión y ganas de seguir creando. Nos cuenta que tiene nuevos proyectos entre manos, porque a su arte aún le queda mucho camino. Y qué suerte tenemos nosotros de poder vivirlo.

FOTOS: MANO MARTÍNEZ
VÍDEO: PABLO CARRASCO DE JUANAS

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