Hace casi un año, el 10 de febrero de 2024, una chica trans se dirigía a un evento de patinaje que se iba a celebrar en Harrow (Inglaterra), pero nunca llegó porque la apuñalaron, le dieron una paliza y le robaron todas sus cosas.
Esta agresión fue intencionada, y la chica que la lideró, Summer Betts-Ramsey, apuñaló a la joven de 18 años en nueve ocasiones mientras el resto del grupo le daba puñetazos y patadas así como pisotones en la cabeza. Todos llevaban la cara cubierta y trataron de deshacerse de las pruebas al terminar el ataque.
El desencadenante fue que, días antes de este terrible acontecimiento, la víctima había mantenido relaciones sexuales con uno de los agresores, Bradley Harris. Los amigos de este le llamaron para decirle que la chica con la que estaba era trans. Algo que ella negó rotundamente en un principio, ya que había sido atacada antes por su identidad. Así que Harris, sin el consentimiento de la víctima, comenzó a grabar y compartir en Snapchat cómo mantenían relaciones. Luego volvió a preguntarle si era trans y amenazó con apuñalarla si le mentía, y la joven le confesó que sí lo era.
Bradley Harris se puso en contacto con Betts-Ramsey para organizar el ataque junto a cuatro personas más. Según las primeras imágenes a las que tuvo acceso la policía metropolitana, en la agresión participaron que personas, que fueron detenidas y ahora han sido condenadas.
La sentencia se dio a conocer ayer en el Tribunal de Londres. Summer Betts-Ramsey, de 20 años y líder del ataque, ha sido condenada a ocho años y medio de prisión, la pena más alta del grupo. El resto de arrestados mayores de edad, Shiloh Hindes, Bradley Harris y Camron Osei, han sido penados con tres años de cárcel. Todos los condenados se han declarado culpables de lesionar de manera intencionada a la víctima, y la líder también de tener un arma.
En cuanto a los menores de 16 y 17 años, cuya identidad no ha sido revelada, serán sentenciados en un futuro. El primero se ha declarado culpable de atacar a la víctima de manera intencionada y el segundo de posesión de cannabis y robar a la joven trans.
La agresión le ha dejado profundas cicatrices tanto físicas como psicológicas. “nunca pensé que alguien me odiaría tanto y querría agredirme de esa forma”, contaba la joven ante el tribunal. Y añadía: “A veces, cuando cierro los ojos, visualizo el cuchillo que utilizaron contra mí… No puedo controlarlo, y a veces siento que se está apoderando de mi vida”. Además, ha asegurado que no está pudiendo llevar una vida normal debido a las consecuencias psicológicas, y no sabe si algún día conseguirá hacerlo.