Desde el día en que llegó a la Casa Blanca, Donald Trump ha aprobado varias normas que atacan directamente al colectivo trans. Una de las primeras medidas que tomó, y de las más alarmantes, fue el traslado de las reclusas trans a cárceles para hombres. Sin embargo, esta semana, el juez de distrito Royce Lamberth ha bloqueado el traslado de doce presas a un centro penitenciario masculino.
Todo comenzó a principios de febrero con la demanda de tres mujeres al Gobierno después de que les notificasen su traslado a unas instalaciones masculinas. Las reclusas argumentaron que se expondrían a mayores riesgos de violencia física y sexual. También señalaron que incorporarse a un centro para hombres aumentaría su disforia de género.
El fallo de Lamberth, emitido el 4 de febrero, canceló el traspaso de las tres presas y obligó a los funcionarios de prisiones a mantener la situación de alojamiento y atención de las implicadas tal como existían antes del 20 de enero, día en que Trump aprobó el decreto antitrans. La decisión del juez se basa en la Octava Enmienda estadounidense, que prohíbe que el Gobierno federal imponga fianzas excesivas o castigos inusuales o crueles.
Este lunes, el juez hacía extensiva la orden a la mayoría de las reclusas trans asignadas actualmente a prisiones federales de mujeres, aplicándola a una docena de prisioneras que se enfrentaban a la reubicación en prisiones de hombres bajo la orden ejecutiva del presidente Trump. El mes pasado, un juez federal de Boston detuvo el traslado de otra mujer trans. En total, trece personas están amparadas por órdenes que bloquean los traspasos. En Estados Unidos solo hay dieciséis mujeres trans alojadas en instalaciones femeninas en el sistema penitenciario.