Manuel Solano (Ciudad Satélite, México, 1987) es una pintora trans afincada en Berlín. No ha cambiado de nombre. Es además una pintora ciega: en 2014 perdió la visión por una infección relacionada con su condición de seropositiva que se trató con negligencia.
Tras años de formación y en el comienzo de un futuro prometedor, su vida cambió radicalmente. Se veía incapacitada para pintar, o al menos para pintar como ella sabía que podía: con la precisión y la conciencia clara del tipo de pintura que quería practicar.

La exposición Egogénesis en la Galería Travesía Cuatro.
Como ella misma ha narrado, pese a la insistencia de sus familiares y amigos en que no abandonara, “me negaba a hacer algo que sabía que no me mostraría a mí o lo que yo quería hacer. Solo mostraría mi ceguera, y me vería reducida a esto: a una discapacidad”. Pese a todo, finalmente decidió recuperar lo que era su vida, al principio sin creer que podría lograrlo. Quizá guiada por esa resiliencia que, en el fondo, parece acompañar a todas las personas que han vivido una transición, siguió intentándolo, buscando una manera de poder volver a pintar. Ayudada con unas guías de hilo que cose sobre el lienzo, mezclando y aplicando la pintura con sus propias manos, comenzó a elaborar grandes lienzos que representaban en cierta medida sus memorias y recuerdos del mundo visual: interiores de espacios que eran a la vez los interiores de su propia psique.
Su trabajo comenzó a interesar a los profesionales: primero la galería Karen Huber de México, luego a algunas instituciones norteamericanas, y por fin a ese descubridor de artistas que es Javier Peres, galerista y coleccionista internacional, que le hizo su primera exposición individual en Europa, en la sede berlinesa de su galería Peres Projects.

Obra de la artista mexicana Manuel Solano.
Egogénesis se anuncia como una reafirmación o renacimiento del Ego, en un mundo que siempre ha estado anunciando su muerte. La pintora presenta una serie de autorretratos simbólicos, surgidos de experiencias psicodélicas, en las que alternativamente se ve como una dama decimonónica (al modo quizá de una George Sand), un cowboy (tradición compartida entre Estados Unidos y México) o un Cerberus, el dios pagano cornudo que aquí es tanto ninfa como sátiro del bosque, poseedor de ambos sexos. También como ella se ve al natural e incluso como un Archaopteryx, uno de los dinosaurios emplumados que suponen el cordón entre los saurios extintos y un nuevo género, las aves, que poblarían el planeta.
Con una sinceridad aplastante, Manuel Solano enfrenta su yo desde una tradición simbólica netamente mexicana (lo que probablemente ha tenido que ver en que el Salomon R. Guggenheim haya adquirido ya su obra, de la mano de su comisario de arte latinoamericano, el mexicano Pablo León de la Barra), la misma que impulsaba a otra gran resiliente, Frida Kahlo: la expresión de un sentir más que de una realidad, trazando líneas entre la objetividad y la representación popular o naíf.

Obra de la artista mexicana Manuel Solano.
Más allá de esto, sus pinturas perforadas por las guías, que se mantienen visibles, como si hubieran sido acupunturizadas en rostro y forma para su sanación, dejan una posible lectura en modo braille, convocando al tacto en lo que la tradición dicta que sea solo perceptible por la visión. Una exposición que es a la vez íntima y pública, que se articula casi como un manifiesto de fuerza y que se completa con una muy interesante conversación entre la artista y el mencionado León de la Barra, donde su pintura se vuelve habla y ella se dibuja en un riguroso, loable, discurso de reconstrucción.
EGOGÉNESIS DE MANUEL SOLANO SE PUEDE VISITAR EN LA GALERÍA TRAVESÍA CUATRO (C/SAN MATEO, 16 · MADRID) HASTA EL 15 DE MAYO. MÁS INFORMACIÓN EN WWW.TRAVESIACUATRO.COM

La exposición Egogénesis en la Galería Travesía Cuatro.