El colectivo de artistas brasileños creado por Theo Firmo y Rafaela Salgueiro expone su obra conjunta en Madrid por primera vez, con el título de Nervio blando. Una oda a la ergonomía, el confort y las formas blandas que esconde grandes reflexiones sobre la representación, los signos y el informalismo como práctica artística.
Theo Firmo (1983) y Rafaela Salgueiro (1991), ambos de la región paulista de Brasil pero afincados en Madrid y Lisboa, respectivamente, llevan trabajando juntos desde 2023. Firmo desde su trayectoria previa en el campo del dibujo, principalmente, haciendo del signo, el indicio y el gesto su principal herramienta discursiva. Salgueiro, en la moda y el textil: ha experimentado con los tejidos y sus formas constructivas para performances, instalaciones y hasta ha realizado vestuario en proyectos audiovisuales.
Más allá de la disparidad de sus propuestas individuales, el trabajo en común de Firmo y Salgueiro ha propulsado sus respectivas estéticas y prácticas artísticas a otro nivel, en uno de los más gloriosos casos de aunamiento de fuerza estética conjunto recientes. Y sin perder el verdadero referente general de sus trabajos individuales: el cuerpo humano como materia y motor, y todas las ideas, aproximaciones, discursos y mensajes que puedan envolverlo.
Nervio blando recoge una serie de lienzos experimentales. Un trabajo que incluso puede verse como un proceso que todavía no ha terminado, y que seguirá dando frutos. Partiendo de los materiales más habituales en cualquier sofá (desde los distintos tejidos de tapizado a las mantas y cojines que lo cubren), como símbolo tanto del confort máximo que busca el cuerpo como de su laxitud y pereza, los artistas plantean un ejercicio estético con fascinantes capas de lectura añadidas una sobre otra.
La primera de ellas, la influencia meta-artística casi velada pero evidente del pintor brasileño de las primeras vanguardias Vicente do Rego Monteiro (1899-1970), uno de los grandes del indigenismo latinoamericano cuyo más reconocible signo estético eran precisamente las formas acolchadas, reproducidas por efectos de sombras con el óleo, que rodeaban a las figuras y los objetos de su pintura, o directamente las recreaban.
Estas primeras apariciones de la forma blanda en la pintura contemporánea, serenamente abultada y esponjosa, que volvieron único el trabajo de Rego Monteiro, son ahora minuciosamente deconstruidas en un ejercicio que toma la línea y el gesto del trazado (la permeabilidad de una mano en la ejecución de un trazo) como base y propedéutica, reproduciéndolos a través del corte y el cosido. A esto se añaden algunos signos, procedentes tanto del lenguaje escrito como de la geometría. También volúmenes viscerales que complementan lo que parecen ser indicios –o fragmentos– de cuerpos yacentes o sedentes, apenas esbozados, en un camino entre lo figurativo y lo abstracto que también entronca con algunas visiones modernas y posmodernas del arte latinoamericano.
La elección de monocromos impuros en tonalidades escogidas y la elaboración de líneas con volumen a través del corte y cosido, magnifican el efecto pero, a la vez, aluden a las fallas, recovecos y cicatrices corporales con una exquisita sutileza. El textil base se reconvierte en una piel que envuelve y extrapola la experiencia de una calma algodonosa casi a un plano mental. Una excelente exposición de debut pensada para relajar el espíritu en tiempos revueltos.

Theo Firmo y Rafaela Salgueiro