Acabamos de conocer la triste noticia de que ayer, 3 de junio, falleció Edmund White, uno de los autores más importantes de la literatura gay estadounidense, a los 85 años. Conocido por la trilogía La propia historia de un niño (1982), La hermosa habitación está vacía (1988) y La sinfonía de la despedida (1997), White basaba gran parte de sus novelas en su propia experiencia como hombre homosexual. El escritor vivía junto a su marido, el escritor Michael Carroll, murió mientras esperaba a una ambulancia debido a problemas estomacales.
En 1983, el autor ayudó a su amigo Larry Kramer a fundar el Gay Men’s Health Crisis, la primera organización de servicios para personas con VIH en Estados Unidos. Un año después, le diagnosticaron VIH positivo, y aunque años más tarde contó que “no estaba sorprendido”, también confesó que creía que le quedaban dos años de vida.
En sus cincuenta años de carrera escribió más de treinta libros, de los cuales cinco fueron memorias. En la última de estas, The Loves of My Life (2025), confesó que durante más de veinte años se estuvo acostando con tres hombres por semana. Ya en los 70 escribía: “Pensé que era bastante normal tomarme un descanso de la escritura a las dos de la mañana, pasear por los muelles y tener sexo con veinte hombres en un camión. Cuando escribí que había tenido sexo a lo largo de los años con tres mil hombres, uno de mis contemporáneos preguntó con lástima: ‘¿Por qué tan pocos?”.
El legado literario de Edmund White
Sin duda alguna, White es uno de los nombres más influyentes en la literatura LGTBIQ+ moderna. Pertenecía a una generación de autores que a finales de los 70 comenzaron a escribir novelas homosexuales, y el propio White reconocía que “la ficción gay previa, Gore Vidal y Truman Capote, estaba escrita para lectores heterosexuales. Nosotros teníamos en mente a un público gay, y eso lo cambió todo”.