EL BORDE DE LA PIZZA
Acababa de llegar de un viaje de trabajo. Había estado en varias ciudades de Italia acompañando a casi 50 alumnos en su viaje de estudios. Mucho ruido, mucho autobús y muchas prisas para llegar a todos los sitios a tiempo. Era tarde, muy tarde. No tenía nada en la nevera para cenar y sí mucha hambre. Después de una semana en Italia lo que menos me apetecía era comida italiana pero a esas horas era lo que tenía más a mano. “En quince minutos estará lista” me dijeron tras llamar a la única pizzería que quedaba abierta a esas horas. Mientras me la traían a casa, me preparé un vino y deshice la maleta. Al rato sonó el timbre. Cuál fue mi sorpresa que el chico que traía la pizza era alguien que conocía de antes. Digamos que de una “mierdecita”, es decir, de una cita de mierda que acabó en “tú a Londres y yo a California” después de tomar un café. En aquel primer encuentro el tipo me pareció muy borde, demasiado borde. Iba pasado de todo: de vuelta, de rosca, de ego y de alcohol. Esta vez parecía estar más presente. Me reconoció y se disculpó de aquella cita que tuvimos. Me dijo que no estaba pasando por su mejor momento de lo cual pude dar fe. Le invité a pasar mientras buscaba algo más de dinero para la propina. Me dijo que tras ese pedido acababa su turno de trabajo por lo que le invité a tomarse un vino y a compartir la pizza. Aquella segunda cita acabó mejor que la primera. Siempre soy de dejarme el borde de la pizza, pero esa noche me lo comí todo.
Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez