Guillermo Alonso: "Lo que hace 'queer' una novela es una mirada que llega de los márgenes"

Su concepto de la literatura LGTBIQ+ es, como todo lo que escribe, muy personal, y aquí nos habla de ella, como de otras muchas cosas, siempre interesantes.

El autor LGTBIQ+ sorprende con su nueva novela, 'El efecto deseado'. Foto: Matías Uris
El autor LGTBIQ+ sorprende con su nueva novela, 'El efecto deseado'. Foto: Matías Uris
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

15 octubre, 2025
Se lee en 10 minutos

Temas: , , , ,

En su cuarta novela, El efecto deseado, Guillermo Alonso, también periodista y podcaster, cuenta la historia del joven LGTBIQ+ Gaspar, quien tras la muerte de su madre, acostumbrado a ejercer de chico para todo en un decadente hotel, decide buscarse la vida como mejor sabe: sirviendo a los demás y pasando inadvertido. Lo que le lleva a emprender un camino en donde se encuentra con personajes de lo más diverso, con los que vive experiencias muchas veces surrealistas.

Definida como «una moderna novela picaresca», la obra de Guillermo Alonso está siendo muy alabada. Por ejemplo, Alana S. Portero ha dicho que está «en algún punto entre Valle-Inclán y el primer Terenci Moix», nada menos.

Portada de 'El efecto deseado', de Guillermo Alonso (Seix Barral)

Portada de El efecto deseado, de Guillermo Alonso (Seix Barral)

SHANGAY ⇒ ¿Cómo suele nacer el germen de tus novelas, y de esta en particular?
GUILLERMO ALONSO ⇒ Le he dado muchas vueltas a la pregunta: ¿Por qué escribo? Escribir, si no eres de ese afortunado 10% o 15% que puede vivir de ello (son cifras que he leído en diferentes artículos y, la verdad, creo que son muy optimistas, yo diría que es más bien el 3% o el 5%), es un acto de masoquismo y puede que de egolatría, todo junto. No da demasiado dinero, te hace sufrir, te aísla bastante del mundo… y aun así, lo hacemos, y supongo que en ese sinsentido está la belleza del asunto.

En dedicar tanto esfuerzo a una pasión que no te va a regalar demasiado a cambio. Es un amor incondicional: tú quieres a la escritura aunque ella no te quiera a ti. Así que cuando se habla del «germen» de una novela me parece que está muy bien traído, es una especie de sarampión creativo que hay que pasar escribiendo. Dicho todo esto, y perdona la turra, mi germen es casi siempre una imagen. Veo algo en la calle, o en el metro, o de vacaciones, que de repente rompe ese simulacro de normalidad en el que vivimos y me digo: hay algo ahí.

En el caso de El efecto deseado, estando de vacaciones en la playa vi a lo lejos a un chico joven empujar una silla de ruedas donde iba una criatura extraña, casi tapada entera, y me di cuenta de que era imposible saber si esa criatura era un hombre o una mujer. Y me dije: «Un momento, ¿y si el chico tampoco lo supiese? ¿Si le hubiesen ordenado cuidar de una persona pero no sabe si es un hombre o una mujer y tiene terminantemente prohibido preguntárselo?». Qué relación tan increíble sería esa. Y esa relación está descrita en esta novela.

«Me sorprende cuando alguien me dice ‘escribes bien’. Joder, ¡si intento ser escritor es lo mínimo!»

SHANGAY ⇒ ¿Qué ganchos usarías para atraer a alguien que no conozca tus obras anteriores para que se anime a leer El efecto deseado?
GUILLERMO ALONSO ⇒ Soy un necio vendiéndome a mí mismo. Veo a esos otros escritores que se venden de forma fatua y descarada en redes sociales, regalándose palabras pomposas a sí mismos, y me dan cierta envidia. Me cuesta mucho explicar lo que escribo, siento que si lo hago estoy precisamente traicionando lo que he escrito, privando al lector de sacar sus propias conclusiones.

Así que intentaré tirar de cosas bonitas que, generalmente, algunos críticos o lectores en cuyo criterio confío han dicho de mí. Dicen que hay en lo que escribo una mezcla de humor y melodrama que no suelen ver en otras novelas. Yo intento escribir drama, pero me sale comedia. Dicen que pasan muchas cosas en mis novelas, que hay mucho giro y mucho lío. Y puede ser, porque mi educación sentimental está en los culebrones latinoamericanos, las soap operas de Aaron Spelling y los thrillers atrapapáginas de autores como Ira Levin o Sidney Sheldon. Dicen también que escribo con cierta soltura y gracia, que encuentran algo profundo o valioso en lo que decido contar y en los personajes que se me ocurre construir. Pues mira, si ellos lo dicen, yo encantado…

En todo caso, debería descubrirlo el lector. Siempre me sorprende cuando alguien me dice «escribes bien». Joder, ¡si intento ser escritor es lo mínimo! Claro que luego veo las monumentales mierdas que a veces se cuelan en las listas de más vendidos en ficción y me digo: «Vale, ahora lo entiendo». Al lado de esto, lo mío es más que digno.

«El asunto de mi interés por los personajes asexuados debería mirármelo»

SHANGAY ⇒ “La gente inútil, solitaria y asexuada me interesa mucho”, has declarado en una reciente entrevista. ¿Podrías explicar los porqués?
GUILLERMO ALONSO ⇒ Supongo que me parecen personajes atractivos para enfrentarse al mundo. Infelices, solitarios, bobos…, tienen un gran recorrido. Un infeliz busca cambiar la cosas, romperlo todo, encontrarse a sí mismo. Los solitarios son grandes protagonistas porque observan el mundo y, con ellos, lo observa el lector. También es que yo soy solitario, claro, así que empatizo con ellos mucho mejor.

Respecto a los inútiles, dan mucha comedia. Y me refiero a inútiles emocionales y sociales. Gaspar, el protagonista de El efecto deseado, sabe hacer de todo, desde arreglar el casquillo de una bombilla hasta sacarte al perro o pintar una pared, pero no le pidas que intente hacer un amigo nuevo. El asunto de los asexuados debería mirármelo. Todos mis protagonistas tienen una relación complicada con el sexo, y me gusta mucho contarla. Supongo que me parece mucho más interesante explorar eso que crear a gente que está todo el rato echando el polvo del siglo. Entiendo que hay gente que disfruta más leyendo sobre polvos del siglo, pero para eso hay otras novelas ya que seguro que están muy bien.

«Hace poco mi madre me preguntó: ‘¿Y esta novela también va de gais?’. Fue una pregunta reveladora para mí»

SHANGAY ⇒ En Vivan los hombres cabales, tu protagonista, como Gaspar en la nueva, también era un hombre solitario, que además era travesti de noche. Una novela que, en plena fiebre Drag Race, merecía una nueva oportunidad para el público que sigue el programa, ¿no crees?
GUILLERMO ALONSO ⇒ Admito que jamás he visto Drag Race. No por nada, es que no me ha dado por ahí, y cuando me planteo empezar, pienso: «Buf, un millón de temporadas en un millón de países diferentes. Paso». En todo caso, sí que puedo sospechar que la protagonista de Vivan los hombres cabales no tiene nada que ver con ellas. Es una travesti a la vieja usanza: desconfiada, cabreada, huraña, rota. Pero eso sí, necesitada de amor, lo que pasa es que un poco cazurra buscándolo.

Le tengo muchísimo cariño a Vivan los hombres cabales, que se pasó años metida en un cajón hasta que la editorial Niños Gratis me preguntó si no tendría yo nada por ahí para darles y que leyesen. Y supongo que todo lo que me obsesiona como escritor está ahí: inútiles, solitarios, asexuados, humor negro. Y sillas de ruedas. Mi obsesión con las sillas de ruedas debería hacérmela mirar también.

Guillermo Alonso. Foto: Matías Uris

Foto: Matías Uris

SHANGAY ⇒ ¿Te planteas siempre incluir personajes LGTBIQ+ en tus novelas como apuesta por la visibilidad?
GUILLERMO ALONSO ⇒ Hace poco mi madre me preguntó: «¿Y esta novela también va de gais?». Fue una pregunta reveladora para mí, porque jamás me había planteado si escribo de gais o no de gais. Sí, el protagonista de la nueva, Gaspar, es gay, y se cruza con otros personajes con los que se enamora; algunos son gais, otros no, otros no se sabe, otros puede… Y sí, está mi mirada, y mi mirada es la que es, la de un hombre homosexual que nació en los ochenta y tiene mucha calle ya con el orgullo, pero también con el autodesprecio.

Yo no creo mucho en la literatura gay en sí. Es posible que todos esos libros con hombres musculados en la portada y paisajes de ensueño hayan matado el concepto. Y ojo, entiendo que deben existir, como existe la literatura romántica azucarada heterosexual y, a quien le guste, que lo disfrute. Pero no sé, hijas mías, yo pensé que nosotros existiríamos con otros planteamientos, en unos planos un poco más libres de esas fórmulas.

Sí que creo en la literatura con una mirada disidente, queer, marica, llámala como quieras. Y es una literatura que no tiene por qué incluir necesariamente contenido sexoafectivo entre personas del mismo sexo: lo que lo hace disidente, queer o marica es una mirada que llega de los márgenes, que es temerosa pero a la vez está excitada, que se mueve por el miedo pero también por el deseo, que se posa sobre lugares, personas y asuntos donde a lo mejor no se posaría otro.

Un gran ejemplo es el cine de terror y su mirada a lo deforme, a lo diferente y al abismo, y cómo ha conectado con generaciones de maricones, transexuales y bolleras. No hace falta que haya dos chicos besándose, solo muéstranos al monstruo. Y nosotros entenderemos que habla nuestro idioma.

«Esos libros con hombres musculados en la portada y paisajes de ensueño han matado el concepto de ‘literatura gay»

SHANGAY ⇒ ¿Cómo se llevan el periodista y podcaster con el escritor?
GUILLERMO ALONSO ⇒ Bueno, creo que intento que todo lo que escribo, ya sea un reportaje, el guion de un episodio de Arsénico Caviar o, obviamente, una novela, tenga literatura. Supongo que no sé escribir de otra manera. Y en mi trabajo como periodista es también una especie de manera de cubrir mis carencias: no soy un periodista aguerrido de investigación, no soy alguien que te haga treinta llamadas para destapar un escándalo o un corresponsal de guerra que sepa narrar el horror sobre el terreno. No soy eso, soy bastante más inútil y cobarde, pero a cambio, intentaré contarte con cierta lírica, humor y rigor otras cosas.

Con el podcaster tengo mis reservas. En Arsénico Caviar me he construido un personajito a veces cínico, descreído y un tanto insoportable que creo que es lo que pide el formato humorístico del pódcast, pero a veces mataría. A veces, algún oyente me ha escrito por redes sociales para decirme: «Sois un poco esnobs e insoportables, ¿eh?». Yo les respondo: «¿Sabes qué? Tienes toda la razón». Pero ese no soy yo. Aunque qué importará quién sea yo realmente, si no me importa ni a mí.


3 NOVELAS LGTBIQ+ RECOMENDADAS POR GUILLERMO ALONSO

Tomates verdes fritos, de Fannie Flagg (Capitán Swing)

'Tomates verdes fritos'

«La leí muy tarde, me decía: ‘Si ya he visto la película’. Tremendo error. La novela de Fannie Flagg es una historia de amor épica entre dos mujeres (borrada en la película) en un pueblo habitado por personajes increíbles y chiripitifláuticos que asisten a todo esto de la forma más natural a mediados del siglo XX».

La noche es virgen, de Jaime Bayly (Anagrama)

'La noche es virgen', de Jaime Bayly

«Jaime Bayly se ha pasado gran parte de su carrera escribiendo el mismo libro, pero esta vez lo escribió mejor que nunca. Un atormentado romance gay en la Lima de los noventa con bien de drogas y soledad. Que nadie espere gais simpáticos y luminosos; las creaciones de Bayly son otra cosa, a veces personajes repugnantes. Por eso me gustan».

Los procesos contra Oscar Wilde (Valdemar)

'Los procesos contra Oscar Wilde'

«La transcripción de los juicios contra Oscar Wilde no solo se lee como un thriller judicial apasionante, sino que las respuestas de Wilde a esos jueces victorianos moralistas y repulsivos tienen algunas de las mejores frases de su literatura. Eso sí, el final ya lo sabemos todos. La moral contra la homosexualidad. Ganó la moral».

Shangay Nº 578
Portada de la revista Anuario 2024
  • Septiembre - Octubre 2025
Shangay Voyager Nº 43
Portada de la revista Shangay Voyager 43
Anuario 2024
Portada de la revista Anuario 2024
  • Diciembre 2024