El runrún lleva varios días corriendo por las redes: Stop Pasivofobia. No paramos de insistir que muchas veces somos nosotros, los propios miembros del colectivo LGTBI, los que abanderamos cruzadas contras nosotrxs mismxs. Si llevamos mucho tiempo resaltando que hay que parar la plumofobia, ahora queremos ser muy directos: hay que erradicar la pasivofobia.
Como decimos, las redes llevan varios días dando visibilidad a este hecho. Tanto en apps gais como en determinados sectores, para muchos ser pasivo es un insulto frente a una supuesta superioridad del activo.
El activista Josemola es uno de los que abanderan esta lucha, y lo tiene muy claro: «Ser pasivo no es un insulto, del mismo modo que ser activo no es un privilegio, y de vez en cuando no está de más recordarlo. El machismo puede expresarse de muchos modos, incluso durante nuestras relaciones sexuales. Ya lo dijo Alfred Kinsey en 1950 cuando presentó el primer estudio sobre la sexualidad humana: ‘nos queda mucho por aprender y para ello hay que librarse de los prejuicios’. Por ejemplo, de la #pasivofobia. Es decir, de la preocupación de adoptar el rol pasivo durante las relaciones sexuales».
JoseMola continúa: «Muchas veces nos cachondeamos de que en la era de las redes sociales hay demasiadas ‘fobias’, pero lo cierto es que existen. En el caso de los hombres que tienen sexo con otros hombres, muchos han pasado por distintas etapas hasta poder disfrutar de su sexualidad. Primero, eres ‘hetero’, después te dejas hacer porque al fin de cuentas ‘una boca es una boca…’. Más tarde te haces bi ‘pero sin besos’, luego te sacas un novio dentro del armario pero ‘mi culo que no lo toque nadie’ y, al final, puede que hasta te liberes del todo.
Intuyo que los modelos heterosexuales basados en la masculinidad rancia tienen algo que ver. De hecho, incluso en la época de la liberalización sexual el rol fue uno de los principales debates identitarios y dentro del propio colectivo hubo rechazo a las ‘locas’, que es como se llamaba a las ‘pasivas tomantes’. Y si nos vamos más a tras en el tiempo, en la época de la Antigua Roma, sabemos que las relaciones homosexuales estaban aceptadas pero regularizadas: los pasivos eran jovencitos, esclavos, eunucos o mujeres, mientras que el hombre adulto y libre era estigmatizado si no adoptaba un papel activo, dominante y viril.
¿Y cómo se perpetúa la pasivobofobia hoy en día? A través del lenguaje, por ejemplo, cuando utilizamos el ‘pasiva’, ‘pasivaza’, ‘pasivorra’ desde un punto despectivo, desde el desprecio de la feminidad en el hombre, desde el discurso machista y misógino.
Así que, como dice @stopsidaoficial recordemos: Ser pasivo no es un insulto y ser activo no es un privilegio. Es solo sexo, a veces, incluso muy placentero 😜.
Gracias a todxs los que habéis visibilizado esto jugando al ¿🍆o🍑?».
Esta ‘campaña’ la comenzó hace unos días Stop Sida: Defiende tu derecho a ser tú mismx. – Únete a nuestra causa #StopSida #CuídateMucho. Todo ello con los siguientes hashtags: #pasivxnoesinsulto #activoypasivo #rolsexual #sexoseguro #inclusividad #sexoconrespeto #lgtb #lgtbandbeautiful #gaybcn #gayboy #gayespaña #gayhotboy #gay #gaybarcelona #somosgays #gaypride.
Desde entonces no para de crecer. En Shangay tenemos claro que hay que denunciar y parar cualquier fobia contra el colectivo LGTBI, cualquier tipo de LGTBIfobia, incluso si esta viene desde dentro de nuestro mismo colectivo.
Por eso, nos sumamos y lo decimos muy alto y muy claro: #StopPasivofobia.
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