Durante mucho tiempo la sexualidad del dramaturgo ha sido objeto de debates y especulaciones. Sin embargo, según el profesor Sir Stanley Wells y el doctor Paul Edmonson –dos eminencias en el asunto– esta duda estaría resuelta según su último estudio. William Shakespeare era «indiscutiblemente bisexual», explican a raíz según su la investigación que han llevado a cabo sobre el lenguaje de los sonetos de amor del escritor.
Los dos profesionales han analizado los 182 sonetos que Shakespeare escribió desde 1578 en adelante y han llegado a la conclusión de que, mientras diez estaban dedicados a mujeres, 27 estaban dirigidos a hombres. Sin embargo, el resto, es decir, la mayoría de sus textos, son ambiguos “están abiertos en sus direcciones de deseo”, incluido su famoso Te compararé con un día de verano.
«El lenguaje de la sexualidad en algunos de los sonetos, que definitivamente están dirigidos al hombre, no nos deja ninguna duda de que Shakespeare era bisexual», dijo Edmonson al Telegraph.
“Desde mediados de la década de 1980 se puso de moda pensar en Shakespeare era gay. Pero estaba casado y tenía hijos. Algunos de sus sonetos están dirigidos a mujeres y otros hombres. Valorar que era bisexual es una línea bastante novedosoa”.
Edmonson y Wells llegaron a esta conclusión después de reorganizar cuidadosamente los sonetos en su orden cronológico más probable e intercalarlos con sonetos de las obras de Shakespeare.
Antes los sonetos se habían visto como una sola secuencia, pero los expertos creen que en realidad se tratan de una serie de versos individuales o interrelacionados que representaban «algunos de los poemas más poderosamente líricos, resonantes y memorables jamás escritos sobre lo que se siente al experimentar el amor romántico».
De esta manera desafían a los críticos anteriores por intentar forzar una “narrativa única y determinista” en los sonetos. Sugieren que lo más probable es que estuvieran dirigidos a muchas personas diferentes durante los 30 años en los que se escribieron.
Más concretamente Wells destacó «dos minisecuencias bisexuales”. Según su estudio los sonetos del 40 al 42 y del 133 a 134, tienen «profundas implicaciones sobre cómo entendemos la vida de Shakespeare». Tienen una relación en tres vías. “El Soneto 40 comienza con enojo: ‘Toma todos mis amores, mi amor, sí, tómalos todos’ e incluye la línea: ‘Entonces si por mi amor tú recibes mi amor’, implicando que su amor ha sido traicionado”, dijo.
“En el Soneto 41, Shakespeare, a pesar de la traición, admira la belleza de sus amantes, tanto masculino como femenino: ‘Suyo, por tu belleza tentándola a ti, / Tuya, por tu belleza siendo falsa para mí’.
Los hallazgos completos de Wells y Edmonson se publicarán el próximo mes en su nuevo libro, Todos los sonetos de Shakespeare.