NI ENNIS NI JACK
Vi a Fran por primera vez en el trabajo. Recuerdo que era un viernes, justo a la hora del recreo cuando, al entrar en la sala de profesores, allí me lo encontré.
Él estaba de espaldas, presentándose a todos los compañeros. Había venido a hacer una sustitución.
No fue hasta la semana siguiente que hablamos por primera vez. Me preguntó qué asignatura impartía. Le dije que la misma que él, a lo que me respondió que no podía ser, puesto que en su departamento todo eran chicas…; estaba claro que había algo que no le habían explicado bien.
No fue hasta pasadas unas semanas, durante unos días que teníamos reuniones por la tarde, que empezamos a pasar más tiempo juntos. Ahí fue cuando nos conocimos mejor, llegando incluso a quedar fuera del trabajo.
Era cierto que teníamos pocas cosas en común aparte del curro…, diría que solo una más: las pelis.
Comenzamos todas las semanas a ir al cine, incluso él llegó a ver alguna película por segunda vez porque quería que yo la viera. Luego, las sesiones de cine las empezamos a hacer en el proyector que tengo en casa.
El ritual era montar una especie de cama juntando los dos sofás, de manera que ambos dos teníamos espacio para tumbarnos juntos, palomitas en medio, y a disfrutar de la peli… Tengo que reconocer que, cuando la peli no era muy de nuestro agrado, nos montábamos nosotros la nuestra propia, la cual siempre terminaba de la misma forma…
Así estuvimos cinco meses, hasta que acabó el curso y llegó aquel viaje de verano que yo tenía organizado desde hacía tiempo. Antes de irme hablé con él y saqué el tema. Me dijo que hiciera lo que quisiera, que él me esperaría.
Iban a ser dos meses fuera y, pese a que no estaba enamorado, decidí dar una oportunidad a aquello.
Fue a la vuelta, justo el día que nos volvimos a ver y después de pasarme tres horas jugando con él a adivinar, cuando finalmente, al despedirme, me dijo que la cosa se había enfriado por su parte, lo cual no entendí, y no porque fuera finales de agosto y Alicante, sino porque nos habíamos pasado los dos últimos meses hablando a diario y no había notado nada raro.
Al contarme las razones lo entendí. Vino a decirme que las relaciones heterosexuales solo se sustentan gracias a las hipotecas y a los hijos; y las relaciones gais, únicamente cuando son abiertas…; y yo, le abrí la puerta.
Deduje que él quería “trilogía” o incluso “saga” y yo soy de los que se conformaN con una historia de dos. Ahí fue cuando nos quedamos sin argumentos y pusimos fin a nuestra película…
De camino a mi coche escuché un: “corten, hemos terminado…”; y efectivamente, así fue.
TONTHERIDAS
«Mientras algunos hacen 2 flexiones al día para re-flexionar, yo escribo»
Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez
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ILUSTRACIÓN: David Rivas