A día de hoy existen dos tipos de pensamientos:
Los que consideran que la miel es un endulzante saludable, ya que proviene de las abejas y las flores.
Los que piensan que, más que la miel, el sirope de agave es la opción más sana, pues así es como lo venden en los mercados y en las redes sociales.
Una idea equivocada, ya que ninguno de los dos contienen valores nutricionales relevantes para considéralos un alimento fundamental en nuestra dieta y, por lo tanto, un alimento sano.
Para que lo podáis ver claramente, vamos hacer un análisis muy rápido de cada uno:
La miel
¿De dónde se obtiene?
Para obtener la miel, primeramente las abejas recolectan el néctar de las flores, y con las enzimas de su saliva lo transforman; seguidamente lo almacenan en los panales, donde como ya sabéis, madura hasta que se convierte en miel.
¿Cuál es su composición?
Fructosa 40%
Glucosa 32%
Agua 10%
Maltosa 8%
Minerales vitaminas 2%
Otros azúcares 8%
¡Ojo!
Esto puede variar dependiendo el origen de las plantas de donde se recopila el néctar, y el clima de la zona, por lo que, los valores son cantidades aproximadas.
El sirope de agave
¿De dónde se obtiene?
Se extrae del corazón del agave; para ello, se corta la planta y se extrae la savia, también conocida por el nombre de aguamiel. Seguidamente se hace una degradación enzimática de los carbohidratos, y por último, se concentra en calor, hasta que se obtiene unatextura similar a la de la miel.
¿Cuál es su composición?
Fructosa 60%
Glucosa 15%
Agua 15%
Minerales vitaminas 5%
Otros azúcares 5%
Miel vs. Sirope de agave
Como veis, en ambos caso, la cantidad de fructosa es elevada; de hecho, en el sirope de agave lo es en mayor cantidad.
Comparativa con el azúcar en kcal.
La miel: 1 cuchara tiene 64kcal; 99,6% carbohidrato y 0,4 proteína.
El sirope de agave: 1 cuchara tiene 31kcal; 98% carbohidrato, 1,5% lípido y 0,5% proteína.
El azúcar: 51 kcal; 100% carbohidratos.
Llegados aquí, debemos destacar un dato importante para aquellos que padecen de diabetes: no es recomendable este tipo de endulzante, puesto que la fructosa se metaboliza mucho más despacio que la glucosa, y se almacena como reserva en el hígado, por lo que se convierte en glucosa y produce una elevación glucémica en sangre.
Conclusión:
Después de toda esta información, tenemos que tener en cuenta que la OMS, aconseja un consumo máximo diario de 25 grs de azúcar libre, dejando a un lado el azúcar que ya viene en la fruta y la verdura.
La miel y los siropes contienen un elevado nivel de azúcares, en cuanto al resto de sus componentes, son cantidades meramente insignificante como para que se puedan considerar un “alimento sano”, que nos aporta propiedades beneficiosas. Por tanto, habría que regular su consumo.