Jeffrey Burrill era hasta hace unos días el secretario general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. Un sacerdote de alto rango que además lideraba grupos de corte antiLGTB. El escándalo ha estallado al hacerse público que el cura usaba la aplicación Grindr para tener encuentros con hombres.
Ha sido el medio católico The Pillar el que ha hecho estas acusaciones públicas. Burrill también fue descubierto frecuentando bares gais y saunas en viajes de trabajo asociados a su puesto. El portal católico obtuvo esta información basándose en la ubicación del teléfono móvil del clérigo. Los hechos han sido cotejados mediante una empresa independiente y la base de datos de Grindr.
Al parecer, hay pruebas de que el cura ha disfrutado de esta aplicación gay entre los años 2017 y 2020. Las citas tenían lugar tanto en su residencia particular como en su oficina y diversos locales de ambiente. Su dimisión ha sido inmediata en cuanto se ha divulgado la noticia.
Lo más sorprendente del caso es que Burrill formaba parte de grupos pertenecientes a su comunidad católica de corriente contraria al colectivo LGTB, y ahora conocemos su cese voluntario debido a «inminentes informes de los medios de comunicación que reflejaban un posible comportamiento indebido».
EL sacerdote James Martin, pro activista LGTB, se ha mostrado crítico con The Pillar: «Los curas, obviamente, deben mantener sus promesas de celibato. Pero los periodistas católicos no deben usar métodos inmorales para espiar a los sacerdotes». La dimisión de Jeffrey Burrill ya se ha hecho efectiva. Ahora el debate está en definir si han sido éticos los métodos usados para conseguir y revelar esta información.
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