Dicen que entre bomberos no debemos pisarnos la manguera. Si encima es pequeña, con más razón hay que apoyarse. Lejos de someterse a una reducción de pene como la que narrábamos la semana pasada, Antony Smith, un británico de 48 años, tiene un objetivo en esta vida: montar la fiesta de los “pequeños grandes penes” y reunir a personas orgullosas de su miembro más allá de los centímetros. “Creo que es importante tener sentido del humor, por eso quiero organizar este evento”, cuenta Smith a The Independent.
Cuando está erecto, su pene se eleva hasta las 4 pulgadas (poco más de diez centímetros), pero lejos de frustrarse, relata cómo su vida es mucha más sencilla así. “Finalmente, hablar sobre este supuesto problema a otros seguro que nos ayuda a sentir mejor”, asegura. Por cada pulgada de miembro viril, habrá que aportar 50 peniques para financiar el proyecto. Está claro que nadie se va a arruinar, pero podría incluso darse el insólito caso de que algunos se quitaran centímetros para así pagar menos.
Smith, casado durante 17 años, destaca a su mujer por el apoyo que esta le proporcionó a la hora de aceptar su cuerpo tal y como es. A veces, un “está bien, no te preocupes”, puede ser muy importante. Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad.