La historia nos la trae el programa televisivo Le Iene (La hiena), desde Italia, un análogo del formato televisivo que en España conocemos como Caiga quien caiga. Walter había escrito al programa para contar su historia de amor y su problema, con la esperanza de que estos le pudieran ayudar.
Walter, de 37 años, tenía un cáncer con metástasis en fase terminal, y nada podían hacer los médicos por él, salvo ayudarle con cuidados paliativos y morfina. Es difícil hablar de la muerte cuando uno está tan cerca, pero este no era el único miedo de Walter, había otra cosa que no le dejaba marcharse tranquilo: el bienestar de su pareja, Emanuel.
Walter y Emanuel llevaban juntos 13 años, vivían en la misma casa y compartían una vida juntos. Pero la casa estaba a nombre de Walter, quien quería dejar sus bienes a su compañero de estos años, al amor de su vida. Por desgracia, la ley italiana no reconoce el matrimonio ni la unión entre homosexuales, por lo cual, pese a que Walter había hecho un testamento donde dejaba sus bienes a Emanuel, y su padre le había prometido que lo respetaría, este no podía descansar tranquilo pensando en que algún pariente, haciendo uso del derecho que da la ley italiana, reclamase una parte de esta casa. Una desazón que quiso aliviar como último deseo antes de marcharse de este mundo.
La ley italiana no reconoce la unión entre homosexuales, incluso cuando uno de sus ciudadanos ha contraído matrimonio en el extranjero, como lo pudiera hacer un italiano aquí en España. Un vacío que ocasiona muchos inconvenientes y desprotección legal a las parejas del mismo sexo. Pero siempre encontramos buenas excepciones, como la que se marcaba hace unos meses el alcalde de Roma, Ignazio Marino, desafiando al Ministro del Interior, cuando permitía la inscripción de 16 matrimonios gays. Échale un vistazo a la noticia.
Entre risas y llanto, Walter le cuenta su historia de amor a Giovanna Nina Palmieri, la periodista que se hizo eco de esta maravillosa noticia. Walter, con un hilo de voz, relata cómo le detectaron el cáncer hace un año, cuando sintió un fuerte dolor en su brazo durante un trayecto en avión; lo que en principio él pensaba que era una contracción muscular resultó ser un tumor, no siendo el único que se extendía por su cuerpo. La noticia golpeó fuertemente a Walter y se le vino el mundo encima. Hace poco había perdido a su madre y a su hermana, ambas enfermas de cáncer como él, incluso el perro había muerto hace poco “Debemos haber vivido en una especie de Chernóbil”, bromeaba Walter mientras sollozaba y reía: “Soy un tonto haciendo este tipo de bromas”.
Su padre y él tenían una relación cordial pero distante, desde que el padre de Walter se enteró de la homosexualidad de este. Después de intentar llevarlo a un psicólogo cuando era joven, el padre de Walter, Piero, aceptó la orientación sexual de su hijo pero nunca hablaron del tema, algo que hizo que se distanciaran y mantuvieran una relación bastante fría. Hecho que cambió con la pérdida de su madre y hermana, y con la enfermedad de Walter: “Al menos esto ha servido para unirnos más que nunca”. Su padre demostró su amor y respeto por su hijo y su pareja Emanuel, y prometió a Walter respetar los deseos de su testamento.
Pero Walter, preocupado por los vacíos legales, que permiten en Italia que cualquier otro pariente, sea un primo o un sobrino, puedan reclamar una parte de sus bienes, decidió pedir ayuda a Le Iene. El programa quiso cubrir esta historia de amor en un vídeo de casi 30 minutos, donde entrevistan a Walter; le envían una carta de este a Emanuel; conocemos al padre de Walter, Piero; a un notario que asesora legalmente a Walter; y como broche final se celebra la boda conmemorativa de la pareja en la cama del hospital, sin saber que lo harían pocos días antes de que Walter les diera su último adiós.
Nuestro protagonista quiso dejar un último mensaje, que posteaba la noche de su boda en Facebook: “Gracias a Le Iene por el matrimonio más rápido y más bonito del mundo. Gracias a mi amor Emanuel, a mi papá y a Danca por haberme servido de testigos. Espero haber prestado un servicio con este ejemplo a aquellos que no pueden vivir su amor libremente por estúpidas convicciones. Nosotros hemos logrado celebrar nuestra unión también en la enfermedad. Espero que al menos esta maldita suerte sirva para traer cambios en un futuro. Os quiero mucho. Walter”.