Capítulo 34 (parte 2)
“Ponte en medio”
Cada vez que él me la mete sigue ardiendo, un poco, pero me lo hace lento. Sus respiraciones humedecen mi cuello mientras empieza a darme más rápido, y yo me tengo que quedar quieto porque ese calor sigue entrando. Aguanto, noto algo nuevo, algo que me la pone más dura aún y de repente llega hasta el fondo. Sus dedos se vuelven más violentos, me aprieta la cabeza hacia atrás, cierra sus dientes contra mi oreja y el dolor en el lóbulo camufla un poco el de su polla reventándome. Me retuerzo, y él la saca del todo. Ella me mira con una sonrisa enorme. “¿Bien”? Me pregunta él, mientras vuelve a pasarme el bote después de oler un poco más. Le digo que sí y le imito. “Ahora te mueves tú” Me dice la anfitriona, mientras se da la vuelta del todo y apoya los dos brazos en el colchón, ofreciéndose entera a mí, como la primera noche. Él vuelve a meterme la punta y después apoya las dos manos en el colchón, echando la espalda un poco hacia atrás. Los dos me esperan, y yo flipo, porque al metérsela a ella y sacársela después me empieza a entrar él. Yo llevo el ritmo, yo me follo y le follo a ella. Y empiezo a darle rápido, empiezo a darle a tope, creo que no me había sentido tan caliente nunca, oyendo sus gemidos femeninos entre esa mata de cabello cada vez más desperdigado, sus dientes apretando la almohada. Giro un poco la cara, y le veo a él, mirándome mientras se muerde el labio. El sudor le empieza a caer desde las puntas del pelo por el pecho hasta llegar a mi cuerpo. Me concentro en darme a mí mismo mientras le mantengo la mirada. Estoy disfrutando por tenerle dentro, por que me mire así. Ya no quema, ahora siento cómo me abro, cómo toca alguna pared ahí abajo, cómo choco mis nalgas contra él hasta hacerlas sonar. Él me señala con los ojos para que la mire, está empezando a gritar de más, y me concentro en ella aumentando el ritmo. La noto vibrar, apretarme. Se mete la mano y empieza a tocarse conmigo aún dentro, hasta que al final se corre, se corre mucho. Paramos, nos sonríe y se va al baño. Nos quedamos solos. Le pregunto si se ha corrido, me dice que no mientras sale de mi con cuidado. La sensación me vuelve a incomodar un poco. Siento ganas de ir al baño y a la vez un vacío extraño, como si algo me empujara por dentro. Creo que ya he sido suficientemente pasivo por hoy, pero qué caliente sigo.
Se quita el condón, huele mal, no quiero ni mirar, pero parece que no le importa, no le corta el rollo. Me empieza a tocar el rabo. Yo cojo popper y vuelvo a tomar mientras me lo masajea. Sé que quiere seguir, y yo necesito más. “¿Ahora me toca a mí, no?” Le digo mientras cierro el bote. Él se ríe y niega con la cabeza mientras me la atrapa entre sus dedos. Yo me caliento, me caliento mucho. Empiezo a besarle y a tocar su culo, pequeño pero duro. Le fuerzo, le doy la vuelta, y se ríe luchando un poco. “No tío, no”. Me dice aún con una sonrisa. Le cojo de los codos por detrás, está completamente tumbado, desnudo, y le empujo contra el colchón. Me subo encima de él, levanta las piernas dándome entre risas algún golpe con los talones, hasta que pongo las rodillas encima de las suyas. Le agarro todas sus extremidades, y le beso el cuello. “O al menos ponte uno”. No le respondo, se la acerco y se la empiezo a meter. Me sube todo, la tengo tan dura como sus brazos en tensión intentando escapar debajo de mis manos. Empieza a entrarle como si nada, y le vuelvo a respirar como ha hecho él conmigo hasta que la tengo casi entera dentro. De repente se queja, pero no quiero parar. Empiezo a entrar y salir de él, cierro los ojos y… un golpe de su cabeza me lo baja todo. Me ha dado en la nariz, duele. Le suelto los brazos y estos liberan sus piernas, que me apartan a un lado. Se levanta cabreado mientras yo me toco la cara. “Que te he dicho que no, joder. Así no”. Me siento en la cama mientras la chica sale del baño muy seria. No sé lo que ha pasado. ¿Por qué no quiere? Si lo estábamos pasando genial. Si yo he dejado que me la meta, además por primera vez. “Te ha dicho que no”, me dice ella. Él se mete en el baño. “Será mejor que te vayas” Exclama la que creía que era mi amiga. Es su última orden. Yo me frustro, no sé que decir. Cojo mi ropa y me voy hasta la puerta.
Creía que valía todo.
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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ILUSTRACIÓN: EVA DE LARA C.