EL JUEGO DEL MEJILLÓN
Aquello no tenía ni pies, ni cabeza y mucho menos corazón. Ambos lo sabíamos, aunque no lo habíamos hablado claramente.
Eran dos años ya los que llevábamos intentando que funcionara y la distancia no hacía más que alejarnos un poquito cada día. Una semana era yo el que le daba cuerda a aquello y a la semana siguiente le tocaba hacerlo a él. Pero, con el tiempo, la cuerda pasó del reloj al cuello y solamente faltaba un simple empujón que acabara con lo nuestro para siempre.
Después de ver la serie coreana de moda me imaginaba cada día que, al entrar al metro, me encontraría con un tipo con traje y maletín que me propondría un juego con el que podría ganar eso que necesito para saldar mis deudas, pero las deudas que tengo conmigo mismo.
Era una vez sentado en el metro que mi mente inventaba el “juego del mejillón” donde participarían todas las excusas que había dado durante esos últimos meses para seguir alargando una relación con fecha de caducidad. Iba viendo cómo esas justificaciones iban muriendo en mi cabeza mientras fracasaban jugando a la rayuela, a la comba, al Hula Hoop y al disco chino filipino… Así, hasta que quedaba solo una que fuera la que aprendiera la lección e hiciera que finalmente yo empezara a tomar decisiones acordes a lo que realmente siento.
Mientras mi mente sigue jugando a estos juegos tratando de distraer mi realidad yo sigo cual mejillón metido en su concha agarrado a la roca de la cobardía viendo la vida pasar, alimentándome de miedos y fantasía y esperando a que ocurra lo imposible.
Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez
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ILUSTRACIÓN: David Rivas