Los grandes retos de las personas con VIH: VIHsibilidad, orgullo y resiliencia

Temas: Orgullo, VIH

Acabamos de celebrar en Madrid, y en muchas otras ciudades, la fiesta del Orgullo 2022. Una cita en la que más de dos millones de personas se han concentrado para visibilizar la lucha por la libertad y la diversidad y en la que, este año, la Federación Estatal LGTB+ (FELGTBI+) elegía el lema: “Frente al odio: visibilidad, orgullo y resiliencia”, con el objetivo de terminar con los discursos de odio que la Federación ha lamentado durante sus 30 años de historia.

Un discurso al que, por desgracia, las personas que viven con VIH han tenido que hacer frente desde que conocen su estado serológico. Son numerosos los retos asociados a esta infección y, a pesar de que han transcurrido 40 años desde que se diagnosticó el primer caso, socialmente aún tenemos grandes desafíos pendientes de solución. Uno de los más grandes y problemáticos es el estigma que la sociedad asocia a la persona que padece el VIH. Un estigma que, en la actualidad, merma la calidad de vida de las personas con diagnóstico positivo y que se convierte en la peor parte de tener VIH.

Y es que los datos son desalentadores y preocupantes, como se desprende de la encuesta ‘Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH 2021’ coordinada por María José Fuster, psicóloga y directora ejecutiva de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) que evidencia, por ejemplo, que el 10% de la población española (casi cinco millones de personas) reconoce que no tendría ninguna relación con personas que viven con VIH.

Es por eso por lo que entidades como GILEAD se unen en la lucha frente a este estigma proporcionando herramientas de formación e información de interés, como en su web www.eresvihda.es, poniendo negro sobre blanco en la realidad de este virus.

La infección por VIH sigue siendo uno de los retos epidemiológicos más importantes en la sociedad actual y, aunque desde hace años los profesionales de la salud valoran la eficacia, y, por tanto, el éxito del tratamiento antirretroviral (TAR) – medido a través de dos parámetros: la carga viral (número de copias de RNA del VIH en sangre) y la recuperación del estado inmunológico-, no se debe olvidar que además del estigma, las personas que viven con la infección deben hacer frente a otros retos como el alto porcentaje de diagnósticos tardíos, las comorbilidades, la alta incidencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) y la fragilidad.

Dentro de estas preocupaciones, cabe destacar la importancia de la salud mental de las personas con VIH. Algunos estudios señalan que uno de cada dos podría sufrir algún tipo de alteración del SNC. Por ello es fundamental abordar estas cuestiones con los equipos médicos a través de una relación fluida que permita aflorar aquellos síntomas que pueden afectar a la calidad de vida de los pacientes.