The Velvet Rope, de Janet Jackson y Butterfly, de Mariah Carey, cumplen 25 años, que se dice pronto, y que ambas artistas lo hayan celebrado publicando ediciones ampliadas de los mismos es de agradecer.
Claro, que Mariah siempre mima más a sus fans coleccionistas, y ha lanzado varias ediciones físicas para que se dejen los cuartos, mientras que Janet solo ha apostado por un lanzamiento conmemorativo en plataformas, lanzado justo en el día en que The Velvet Rope cumple 25 años.
No es de extrañar el revuelo que han provocado estas dos bodas de plata, porque estamos ante dos discos que contribuyeron a renovar el pop y el r’n’b de manera impagable.
Comprobar que siguen sonando tan actuales y relevantes como el día en que se publicaron dice mucho de Mariah Carey y de Janet Jackson. Dos superestrellas a las que, desgraciadamente, les costó ser respetadas como merecen.
Sí, a Mariah como vocalista nadie le tosía, pero por aquel entonces muy pocos la valoraban como compositora y productora. De la manera de bailar de Janet se decían maravillas, pero se menospreciaba su tono de voz y se daba por hecho que eran sus productores habituales, Jimmy Jam y Terry Lewis, quienes merecían todo el crédito por sus muy compactos álbumes.
En 1997 todo empezó a cambiar de verdad para ambas. Con Butterfly, Carey comenzó una etapa absolutamente dorada –como los tonos que predominan en su diseño–, incorporando de un modo muy inspirado el hip-hop a su personal sonido, y dio forma a un álbum redondo, con baladas inconmensurables como My All, hits atemporales como Honey y hasta una correcta versión de The Beautiful Ones, de su adorado Prince. Con todas sus octavas a pleno rendimiento.
Janet Jackson venía de una trilogía de álbumes brutal, y sorprendió con un disco introspectivo y magistral, The Velvet Rope. Nunca antes –ni después– mostró tantas caras distintas, ni tocó tantos temas en un mismo álbum: el empoderamiento, la libertad sexual, los abusos, la celebración de las víctimas del VIH, la depresión, el orgullo racial…
Tanto en la forma como en el fondo, The Velvet Rope y Butterfly son dos trabajos magistrales, autorretratos muy fieles de sus creadoras en el momento en que los concibieron, y que las siguen representando más de dos décadas después.
De manera que tanto si te los sabes de memoria como si te vas a sumergir en ellos por primera vez, disfrútalos. Te lo mereces.