Desde su reciente estreno en el Teatro de La Abadía, Cielos está agotando las entradas en todas sus representaciones.
Si quieres saber las razones de su gran éxito en Madrid, aquí te las contamos.
Cuando te sientas a ver Cielos, nueva creación de la productora Barco Pirata, te das cuenta que te encuentras ante algo con tal empaque que su génesis ha implicado a muchas cabezas pensantes.
No hay nada baladí en la elección del texto, espacio escénico, carácter o implicación de los intérpretes. Y sientes muchas manos que no ves, que han modelado una pieza delicada, oscura y llena de dobles lecturas poéticas.
Para tan profundo proyecto, Sergio Peris-Mencheta ha elegido la obra de uno de los más complejos e interesantes autores teatrales del momento, Wajdi Mouawad, libanés-canadiense que con Cielos cierra la tetralogía de La sangre de las promesas junto con Incendios, Litoral y Bosques, todas ellas con un punto en común: una tragedia que arrastra la humanidad.
Si como espectador tuviera que elegir una única palabra para definirla, sería compleja. Nos sentamos ante una visión dramática en la que no se permite al público estar pasivo, contemplando la serie de acontecimientos que relata.
Hay que estar muy atento para no perderse entre el barroco y profundo texto de Mouawad, batalla que puedes perder en alguna ocasión de la primera escucha, pero que merece la pena si eres de los que creen que el teatro tiene mucho que decir todavía y que la investigación de sus lenguajes atraviesa un tiempo mágico.
Toda la parte formal es impecable: la complicada escenografía de Alessio Meloni en tres niveles, enredada con precisión entre las magistrales penumbras de David Picazo, el acertado vestuario de Elda Noriega y la certera videoescena de Ezequiel Romero nos transportan a un mundo irreal, próximo a los ambientes de los cómics de la guerra fría, reconocibles hoy en día en cualquier programa de TV de investigación.
La elección de dirección sigue una línea muy concreta, y Peris-Mencheta no se enreda en florituras banales; va directo a la yugular y se empeña con acierto en que se entienda el texto. El tema es difícil de enfocar, ya que nos introduce en el mundo oculto de los criptógrafos que, como un Gran Hermano, están a la escucha de la nube de mensajes que pueblan el mundo virtual para desentrañar posibles atentados terroristas de grandes dimensiones. Todo ello enredado con los grandes mitos clásicos, donde incesto y magnicidio están a la orden del día.
Pero todo este preciosismo no valdría para nada sin la verdad que aporta un elenco de una actriz y cuatro actores, que en ningún instante están perdidos y se apoyan con rigor entre ellos y en las herramientas de dirección. Algunas de sus evoluciones quedan revoloteando en la memoria mucho después de salir de la sala. Como el desasosiego real en el que se apoya Marta Belmonte, la profunda voz de Jorge Kent, la posesión de la verdad que muestra Álvaro Monje, la inteligencia desbordante de Pedro Rubio o la verdad en el acting de Javier Tolosa.
Cielos es, sin duda, una magnífica obra de teatro. Una propuesta Pirata, siempre atenta a no caer en lo fácil, que apuesta por un teatro para espectadores que no se conforman con lo obvio y que no pierden sus anillos por enfrentarse a una pieza difícil como esta.
⭐⭐⭐⭐⭐
FOTOS: MARCOSGPUNTO
CIELOS, DE WAJDI MOUAWAD, SE REPRESENTA EN TEATRO DE LA ABADÍA (C/FERNÁNDEZ DE LOS RÍOS, 42) DE MADRID HASTA EL 29 DE SEPTIEMBRE.