“Era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, se llama disforia de género”. La que se avecina concluía ayer su temporada con un guiño al colectivo LGTB. Álvaro, el hijo de los Recio, volvía a la serie como Alba (interpretado por el actor Víctor Palmero) para ser la dama de honor en la boda de sus padres y dispuesta que aceptasen su identidad. Los fans de serie conocerán los escarceos homosexuales de Berta, su madre, así como la homofobia de Antonio, al que le costaría algo más normalizar la situación.
Así, el tópico de padre con prejuicios que rechaza la homosexualidad y la transexualidad seguro que permitió empatizar a más de una persona que se encuentre en esta situación. Más de 4 millones de espectadores (24,1% de cuota de pantalla) vieron cómo los guionistas trataron con humor y sin ofender un problema que sigue estando a la orden del día. Y además, permitió aprender a diferenciar entre términos: “No soy travesti, soy transexual”, explicó Alba para que se usasen los calificativos con propiedad.
Tendremos que esperar para ver qué ocurre, pero de momento, Alba ha encontrado el amor en Leo, al que poco le importó que fuese un hombre en el pasado. Si a ello unimos que Antonio parece empezar a adaptarse a la nueva identidad de su hija, la enseñanza que nos dejó ayer la serie trasciende más allá de pasar un rato divertido. Lo importante es ser tú mismo.
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