• Teatro Valle-Inclán: “Hacer allí El malentendido fue una experiencia especial y muy emotiva. Era un proyecto homenaje a mi padre, que murió una semana antes de estrenarlo. Me parece maravilloso por las posibilidades que ofrece a la hora de crear los montajes, y tiene un público estupendo, menos convencional que el de otros teatros, mucho más potente”.
“Siempre he sido muy motera”, asegura mientras se enfunda los pantalones de cuero ajustados y la chupa. Cuando se sube a la BMW con la que nos va a guiar en una ruta por sus teatros favoritos de Madrid, no queda ninguna duda de que no lo dice de boquilla. No está especialmente cómoda con los taconazos, pero comprende que en foto quedan muy bien. Y le dan un toque fetichista inquietante.
Ella, por si acaso, también se ha traído de cosecha propia un fetiche para la ocasión. “He pensado que estaría bien ponerme los pantalones que utiliza Irene Larra en El ministerio del tiempo, así que aquí los tengo. Para acentuar aún más el rollo bollo”. Está en todo esta Cayetana, que no puede –ni debe– ocultar su felicidad por el momento profesional que vive. Apenas le dio tiempo a digerir el fenómeno que ha supuesto la serie de culto emitida en La 1 El ministerio del tiempo, cuya segunda temporada empezará a grabar en septiembre, porque se tuvo que centrar en su nuevo reto teatral, la Hedda Gabler a la que da vida en el teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional hasta el 14 de junio.
“Me gustan los textos complicados de toda la vida”, afirma rotunda mientras se atusa la melena y se prepara para enfundarse por primera vez el casco, que acabará con peinado impecable que luce su pelo en este momento. Esta Hedda Gabler es un reto al que Cayetana se ha enfrentado con una serenidad envidiable. No resulta fácil empatizar con su personaje, pero resulta imposible desviar la mirada durante toda la función de Guillén Cuervo, omnipresente. Eduardo Vasco la ha concebido como una glamurosa antiheroína casi hitchcockiana, rubia, gélida, listísima y retorcida. Vestida de Lorenzo Caprile y con zapatos de Pura López. Más tacones con punto fetichista para otra Cayetana distinta, que sobre las tablas del María Guerrero ejerce, quizá por primera vez, de gran dama. Con un personaje clásico que se ajusta en parte a la imagen que mucha gente tenía de ella –seria, fría, altiva– hasta que llegó El ministerio…
SHANGAY ⇒ ¿Cómo surge esta Hedda Gabler?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ A raíz de la gira de El malentendido [que también estrenó en el Centro Dramático Nacional], porque queríamos hacer otro espectáculo juntos el mismo equipo. Eduardo Vasco tenía ganas de hacer Hedda Gabler desde hacía tiempo, pero quería que fuera una Hedda contenida, una tía muy real, no una loca.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo esperas tú que se vea a tu Hedda?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Como a una mujer inteligente, llena de cosas que hacer y que decir, que vive encerrada y que según se va haciendo infeliz y se llena de amargura hace infelices a los demás. Lo que más me interesa transmitir es que quien lleve una vida que no es la que desea, en lugar de buscar culpables en quienes le rodean, debe buscar urgentemente soluciones y tomar decisiones, para no hacer daño a los demás.
«SI NO HAGO MÁS GAMBERRADAS ES PORQUE NO ME LAS OFRECEN»
Cayetana Guillén Cuervo con BMW Motos para Shangay from shangay.com on Vimeo.
SHANGAY ⇒ En este montaje, apareces cuando se sube el telón como una amenaza en la sombra y ya no sales de escena en toda la función…
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Es como si contáramos la historia de una forma más simbólica que realista. Los actores no nos vamos de escena para estar pendientes de lo que hacen los otros. En el teatro, como en la vida, es importante tener claras las actitudes de los demás para darles o no la razón. Frente a Hedda Gabler siempre nos surge la misma pregunta: “¿Pero qué le pasa?”. Pues que mira alrededor y es consciente de que no lleva la vida que quisiera. Es lo que la hace tan contemporánea. Ha buscado cierta serenidad casándose con un hombre que le da cariño, pero que es mediocre, y eso no lo aguanta. Hasta que alguien se cruza en su vida y le recuerda quién era y qué es lo que realmente quería…
SHANGAY ⇒ ¿Por qué está ambientada en los años 20-30 del siglo XX en lugar de en el siglo XIX?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Para darle un aliento de otra época, aunque sin olvidarnos del entorno en que Ibsen la escribió. Porque él fue el precursor del feminismo en el teatro, las suyas fueron las primeras mujeres que pegaron un portazo, o se pegaron un tiro, porque no encontraban su lugar.
¿Qué tal lleva la mediocridad? ¿Exigió Cayetana modelazos de Caprile en Hedda Gabler para lucir bien glamurosa? Pasa página
• Teatro Español: “Como hija de actores que soy, toda la vida ha visto a mis padres hacer grandes personajes tanto aquí como en el María Guerrero, para mí han sido en ocasiones como mi casa. Mi padre empezó y terminó su carrera en el Español, con lo cual me resulta muy especial”.
SHANGAY ⇒ ¿Qué tal llevas tú la mediocridad?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Regular. Pero procuro ponerme en el lugar del otro para entender a la gente. Porque no me gustan nada los conflictos, ni despreciar a nadie. Por eso no podría decir las cosas que suelta Hedda.
SHANGAY ⇒ ¿Has tenido, como ella, momentos en que te has sentido perdida y no te gustaba tu vida?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Sí. Unas veces he sabido tomar decisiones a tiempo y otras no, y en esos casos he perdido años de vida. Cuesta mucho romper con las estructuras establecidas. Y fíjate que la obra refleja que durante muchas generaciones las mujeres han estado encerradas en las casas sin que se esperara nada de ellas. Es algo que sigo viendo en las madres del colegio de mis hijos, hay montones de Heddas. Es tremendo.
SHANGAY ⇒ Tu Hedda estará torturada, pero va siempre impecablemente vestida, y de Caprile.
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Es esa cosa patética de que va siempre vestida de fiesta aunque no sale de casa, no se sabe para qué va tan impecable. Llevo unos modelazos que te cagas, eso sí [risas]. Después del delantal que me puso en El malentendido, Caprile ahora se ha explayado conmigo. Lo primero que dijo es que esperaba que no fuéramos a hacer un montaje de esos modernos en donde ella fuese vestida con vaqueros, pero se quedó aliviado al saber que serían trajes de época. Y los cuatro que ha diseñado son espectaculares, cortados al bies y a medida.
SHANGAY ⇒ ¿No os pareció que un elemento tan llamativo como tu cambiante vestuario y lo guapísima que sales pudiesen sacar a algunos espectadores del conflicto?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Todo el mundo ha hablado de lo impecable que voy, pero es que estamos mostrando a una mujer conocida como ‘la maravillosa Hedda Gabler’. Aunque, ¿para qué le sirve la belleza si es un arma que se va a volver en su contra? Para nada.
«HASTA AHORA ME VEÍAN SIEMPRE MUY SERIA Y ESTIRADA, CUANDO NO LO SOY»
SHANGAY ⇒ ¿Es la primera vez que te ves tan exultantemente glamourosa?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Sí. En Amar en tiempos revueltos, la función basada en la serie, ya había algo de esto, aunque tenía menos enjundia. Y juro por dios que yo no he tenido nada que ver en esa decisión, no vaya a parecer que porque coproduzco haya dicho que tenía que ir vestida de la hostia. Soy superobediente y habría aceptado cualquier propuesta de Eduardo Vasco.
SHANGAY ⇒ ¿Te atreves con todo? ¿O te pesan demasiado los apellidos y la tradición familiar?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Yo me atrevo con casi todo. Si no hago más gamberradas es porque no me las ofrecen, porque me ven siempre muy seria. Y no lo soy. Bueno, trabajando sí. Alguna comedia tengo que pillar, porque llevo una serie de dramones seguidos…
¿Por qué no le sorprende gustar tanto a las lesbianas? ¿Qué proposiciones le hacen a raíz del éxito de El ministerio del tiempo? Pasa página
• Teatro María Guerrero: “Mi madre hizo grandes temporadas en su época como primerísima actriz en este teatro. He crecido en estos camerinos junto con mis hermanos, porque siempre nos llevaban con ellos. Me parece muy significativo para Madrid”.
SHANGAY ⇒ Este año has probado un registro distinto en la serie El ministerio del tiempo, cuya primera temporada te ha dado muchas alegrías interpretando a la lesbiana Irene Larra.
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Muchas. Teníamos la intención de que iba a ser cojonuda, pero no podíamos imaginarnos que se convertiría en un fenómeno. Igual que sabía que mi personaje era muy potente, no podía pensar que provocaría esta cosa increíble de las ‘cayetaners’, por lo que no puedo estar más agradecida y emocionada. ¡Soy yo la que es groupie de las cayetaners! Ahora están yendo muchas a verme al teatro, y me parece tan emocionante que pase esto en la vida…
SHANGAY ⇒ Gracias a este personaje has podido empatizar con un público que te veía un poco…
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ [Ya lo dice ella] …un poco estirada. ¡Que no lo soy! Ahí está la prueba de que los personajes transmiten cosas que a veces resultan erróneas. ¿Qué pasa, que ahora soy cojonuda y antes no? Siempre he sido la misma. Efectivamente, Irene es un personaje muy empático, resulta fácil identificarse con ella. A mí se me ha encasillado por la seriedad de los programas culturales que conduzco [en la actualidad, dos: Versión española y ¡Atención, obras!], pero es un entorno en donde tengo que tratar con mucho respeto a los invitados, y a las películas y las obras de las que hablo. Soy cero seria y muy cercana, y le estoy muy agradecida a Irene Larra por ayudarme a romper esa barrera.
SHANGAY ⇒ ¿Qué tal llevas haberte convertido en icono lésbico?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Estoy encantada. Era algo que ya estaba ahí, aunque no tanto. Porque yendo como voy siempre en la carroza de Shangay en el Orgullo he visto carteles muy potentes: “Cayetana, te quiero”, “Cayetana, te espero abajo”, “Cayetana, no te operes la nariz”…, así año tras año. Eso me confirmaba, como ahora con el ‘fenónemo cayetaners’, lo buena que ha sido siempre mi conexión con ellas. Y las conversaciones con una de mis mejores amigas, que es lesbiana, me ayudaron a componer a Irene. Hemos hablado millones de veces de lo que significa no poder contarle algunas cosas a tu familia, no poder pasear con tu chica de la mano por la calle o expresar libremente lo que amas a alguien. Cuando tuve a Irene en la mano, todo eso me sirvió para entender sus silencios, su mirada un poco triste, su cinismo…
«EL FENÓMENO ‘CAYETANERS’ CONFIRMA LO BUENA QUE HA SIDO MI RELACIÓN SIEMPRE CON LAS LESBIANAS»
SHANGAY ⇒ ¿Qué más destacarías de tu Irene?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ El modo en que se plantea la visibilidad de un personaje homosexual como este, que no es una anécdota, sino una realidad, sin necesidad de comentarios ni subrayados. Es una parte de su vida y ya está. Y me pareció maravilloso que me tocase a mí defender eso en la ficción, cuando es algo que he hecho siempre en mi vida de la misma manera. Me siento profundamente identificada con ella, la amo. Y ya se verá que si no ha utilizado en la primera temporada los mejores métodos para sacudir a sus compañeros ha sido porque tenía sus motivos.
SHANGAY ⇒ Porque a muchas cayetaners les preocupaba que se convirtiese en una lesbiana psicópata de manual…
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ A mí también me preocupaba, y lo hablé con los guionistas, que me tranquilizaron. El personaje no es así. Si sacude a los demás es para provocar un cambio a mejor. Es parte del suspense de la serie. Pero vamos, es cojonuda.
SHANGAY ⇒ ¿Te enteraste de la existencia de las cayetaners vía Twitter?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Sí. Cuando empecé a ver que eran trending topic durante cada capítulo flipé. Y me hacen llegar propuestas de todo tipo, también deshonestas, todo el rato. Son divinas. Alguna incluso me dijo que si le contestaba y aceptaba lo que me proponía se cogía un avión a Madrid para verme. Y como me tienen localizada en el teatro sabrían donde encontrarme…
SHANGAY ⇒ ¿Es la primera vez que tienes una relación tan directa con fans?
CAYETANA GUILLÉN CUERVO ⇒ Sí, porque hasta ahora tenía fans más culturetas y menos impulsivos. La cantidad de afecto que recibo ahora es la leche. De hecho, me he enganchado a las redes sociales gracias a ellos, porque me refuerzan positivamente todo el rato, cuando normalmente la gente tiende a hacer lo contrario con los personajes públicos. Y ojo, que el público que ve El ministerio… es muy exigente, no es el mismo que el de Supervivientes. Sigue siendo cultureta, pero con otra actitud.