Más de cuarenta años después del primer caso de sida diagnosticado en España, las cerca de 150.000 personas que viven con VIH en nuestro país se enfrentan a retos que han ido evolucionando a lo largo de sus vidas. Sobre las edades del VIH trata el XXI Congreso sobre el SIDA e ITS que ha reunido en Toledo a unas trescientas personas.
José Antonio Pérez Molina, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) y copresidente del Congreso, reflexiona sobre el cambio de respuestas a esta enfermedad. En esta XXI edición, “queremos poner el foco en los retos que supone vivir con el VIH y como éstos son distintos a lo largo de la vida de una persona”.
Con el lema «las edades del VIH» se pretende abordar las diferentes necesidades que demandan las personas con VIH en función de su edad. Según Molina, era «algo impensable hace años», pero ahora se tratan aspectos como el envejecimiento saludable, el cuidado de otras enfermedades crónicas o formar una familia. En resumen, «la atención y los cuidados de personas con un proyecto vital como el de cualquier otra con una enfermedad crónica, como la diabetes o la hipertensión”.
Pablo Ryan, internista del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, y copresidente del Congreso, cree que “las estrategias no solo tienen que enfocarse en el diagnóstico y tratamiento del virus, sino en temas sociales de salud pública, como la comorbilidad o el envejecimiento”. Para Ryan, se han producido importantes avances en el conocimiento y medios disponibles para atender a las personas con VIH, sobre todo en diagnóstico y tratamiento.
En España, «el porcentaje de diagnóstico tardío sigue siendo preocupantemente alto», según datos epidemiológicos recientes. La mediana de edad a la que más se diagnostican casos es a los 36 años. En 2022 se notificaron 2.956 nuevos diagnósticos de VIH, cifra muy similar a las de últimos años. Los nuevos diagnósticos en 2022 son inferiores al número de casos notificados entre 2013 y 2019 de forma anual, aunque el descenso no tan rápido como sería deseable.
En este congreso también se pone el foco en la salud mental y el bienestar emocional, que juegan un papel crucial en el cuidado de las personas con VIH. Y no se olvida del activismo, ya que el estigma hacia la gente con esta enfermedad sigue presente.