‘Johnny by Night’: sexo, traición y crimen en los subterráneos

Temas: Cine, Colectivo LGTBIQ+, Cortometraje, Gay

“Puedes juzgar a un hombre por sus botas”, reza un póster en el primer fotograma del film, mientras el protagonista se calza unos botines estilo cowboy. Johnny by Night, el primer cortometraje de Sara Díez García, deja sus intenciones claras desde el inicio. La tortuosa melodía de un saxofón abre las puertas a la jungla de asfalto por la que se contonea un hermoso y andrógino muchacho (Facundo Corcuera), fumando bajo la luz de los neones y ofreciéndose a los coches que pasan.

Filmado íntegramente en Bilbao durante el verano de 2021, es un retrato atemporal de la nocturnidad en los márgenes, acompañado de una banda sonora que abarca desde Tuxedomoon hasta Marlene Dietrich. La fusión entre el código noir que preside el film y la crudeza underground define la marcada personalidad de la cinta.

El antihéroe de esta epopeya de los subterráneos, a quien el escritor y crítico Juan Dos Ramos define como «un juvenil Alan Ladd chapero del siglo XXI», alimenta su vanidad prostituyéndose bajo el nombre de Johnny. A través de este alter ego, Leo se permite la licencia de interpretar un papel que reafirma su narcisismo y exhibe una osadía viril con la que pretende impresionar a sus clientas. Sin embargo, la cámara muestra a un joven que trata de reprimir sus impulsos homosexuales para proteger su verdadera identidad en un entorno hostil y peligroso.

A lo largo de los 22 minutos de metraje, Leo se encontrará con su chulo, Tony (Rubén Hernandez), que además de ansiar al joven, lo utiliza como delator de Ángela (Maite Gandia), amiga y compañera de profesión del protagonista. Ángela, a su vez, confía a este sus intenciones de abandonar la calle esa misma noche, y Leo se debatirá entre traicionar a ángela o protegerla de su chulo.

La cuestión moral a la que Leo se enfrenta pasa a un segundo plano cuando tropieza con un atractivo joven (Julen González) que le pide fuego antes de hacer la fatal pregunta “eres un pistolero encubierto, ¿verdad?”. Leo se deja seducir al tiempo que lucha contra su propio deseo. El cortejo resulta cadencioso, heredero de una retórica genetiana y bañado de un hedonismo juvenil. La directora muestra la poderosa tensión sexual que late entre ambos y los filma como si de estrellas de la Factory se tratara.

Finalmente, Leo sigue al joven hacia el baño de un sucio y angosto bar en el que ya no puede escapar de sí mismo. Llevado a sus propios límites, se ve en la necesidad de elegir seguir interpretando un papel o dejarse llevar por su sexualidad oculta. La escena impacta al fundir la sordidez del entorno con la poesía que envuelve la carga erótica de los cuerpos. La atmósfera alcanza su zénit en este punto del film, consagrando la secuencia como su clímax indiscutible. Después del encuentro, Leo descubrirá las consecuencias de haber abandonado a Ángela a su suerte así como de haberse (re)conocido a sí mismo, dando lugar a un desenlace tan catártico y metafórico como abierto a la interpretación.

El corto fue estrenado en febrero de 2023, y desde entonces ha sido proyectado en múltiples salas de Bilbao y también en Madrid, despertando un gran interés incluso en figuras de la talla de Bruce LaBruce. Como debut sorprende la audacia de Johnny by Night así como la juventud y el polifacetismo de su autora; Sara D.G. no solo firma la dirección del proyecto sino también el guion, la cámara, dirección de arte y fotografía, montaje y edición, entre otros. Asimismo, el elenco de actores destaca por el carisma que emanan especialmente los dos protagonistas, que no deja indiferente a nadie.

Con este proyecto, Sara D.G. fundó Anger Films, el sello con el que firma las producciones que dirige. Actualmente se encuentra inmersa en la preparación de su segundo cortometraje, Metonimia, una metáfora fetichista sobre el recuerdo, el deseo abyecto y la obsesión, que llegará pronto.