Cuando todavía no habíamos conseguido olvidar aquel consolador gigante que pretendía ser un árbol de Navidad en París, llega el pene que pretendía ser salchicha.
La historia es que la República Parrillera Pilsen estaba promoviendo una fiesta en la que los invitados degustarían carnes costarricenses a la parrilla y cervezas checas Pilsen. Para conseguir mayor impacto plantaron una monstruosa valla de publicidad en una carretera. Cuando la mirabas por delante todo era normal: una colosal salchicha pinchada en un titánico tenedor.
Pero cuando la mirabas por detrás, la cosa cambiaba bastante…
“¡Menudo pol**n!”, exclamaría más de un conductor. Después de ver esto, los atributos de nuestro hispánico toro de Osborne se quedan en nada.