La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha avalado la resolución previa del Juzgado de lo Social 8 de Barcelona en la que se confirmaba el despido disciplinario de un profesor de la Universidad Blanquerna-Ramón Llull (URL) por dirigirse a una alumna como “puta lesbiana” y por haber sido denunciado por acoso sexual.
Tal y como consta en el documento, la universidad despidió a este profesor a mitad de 2023 por haber enviado un correo electrónico, en mayo de 2021, advirtiéndoles de que “se iba a emborrachar y les haría llegar a los alumnos un mail, a las tres de la mañana” en el que les respondería, de forma personalizada, a sus entregas académicas. También había insultado a una alumna cuando le intentó entregar un trabajo fuera de plazo.
El profesor exigía que los estudiantes le facilitasen un teléfono, domicilio y sus perfiles en redes sociales. Al parecer, a una de las alumnas le mandó emoticonos a través de Instagram durante tres años, y a otra por correo electrónico le decía cosas como “baby” o “fóllate”. Esto último ocurrió en el año 2023.
El docente comenzó a trabajar en la Universidad Blanquerna-Ramón Llull en 2009. La primera denuncia interpuesta por una alumna fue presentada en 2022 por acoso sexual. En la sentencia figura que la comisión creada para investigar la denuncia sí detectó “una falta de respeto de un profesor a una estudiante”, y se le impulso una suspensión de empleo y sueldo durante cinco días.
Después de cumplir su sanción, estuvo de baja entre octubre de 2022 y enero de 2023. Cuando volvió, un grupo de estudiantes se manifestó en contra de su vuelta y varias delegadas de alumnos se entrevistaron con el decano e interpusieron otras dos denuncias por acoso sexual. A una de ellas la había llamado “lesbiana rural”.
Tras investigarse las denuncias, la comisión emitió un informe que recogía “que se puede considerar demostrado que se produjo acoso sexual; como mínimo, con dos de las denunciantes”. El documento aludía a un “comportamiento verbal no deseado de índole sexual que atentó contra la dignidad de las estudiantes” y un “entorno intimidatorio, degradante, humillante, ofensivo y violento”.
La universidad despidió de forma disciplinaria al profesor por “emoticonos no pertinentes, comentarios ofensivos” y el email en el que anunciaba que se emborracharía. El docente recurrió su despido por “indefensión” y “menoscabo del derecho de defensa”, así como por una supuesta imparcialidad de la investigación interna en su contra, y solicitó la nulidad del procedimiento.
El TSJC avala el proceder de la Blanquerna y subraya la “exhaustiva actividad probatoria” desplegada por la universidad. Por tanto, el tribunal descarta que su despido sea improcedente o nulo, como solicitaba el profesor, y confirma su calificación como disciplinario.