Definir la palabra asexual tiene truco. Según la RAE, significa “sin sexo, ambiguo, indeterminado” y es sinónimo de asexuado. Sin embargo, en la actualidad se utiliza muy pocas veces en este contexto, sino en su definición moderna y psicológica del término, que aún no está oficializada en los diccionarios.
Así pues, lo más común será que utilicemos asexual para definir a una persona que tiene una falta de atracción sexual hacia otras personas. Su sexo suele estar perfectamente definido, y tampoco tiene ninguna relación con la atracción emocional o amoroso. En concreto, las personas asexuales sí pueden sentirse atraídas por otras personas, ya sean de su mismo sexo o del sexo opuesto. Así, una persona puede ser asexual y heterosexual o asexual y homosexual, por ejemplo.
Sin embargo, la definición de las palabras heterosexual u homosexual también es ambigua, ya que en principio se refieren a la atracción por un género u otro e incluyen, además del deseo sexual, el deseo romántico. Por eso, muchas personas asexuales prefieren que se utilicen los términos heterorrománticos, homorrománticos o birrománticos, para dejar claro que una atracción romántica no siempre tiene que venir acompañada por una atracción sexual.
Origen del término
Como ya hemos visto, la palabra asexual se ha utilizado, históricamente, para definir otro tipo de persona completamente distinta a la actual acepción. Esta no sólo es relativamente reciente, sino que sigue siendo discutida, ya que las primeras investigaciones sobre las personas asexuales comenzaron a realizarse a finales de la década de los noventa.
Diversos estudios apuntan a que aproximadamente el 1% de la población suele caracterizarse con algún grado de asexualidad. En ese sentido, se da por válido que la principal condición para que una persona sea asexual es que se califique a sí misma como ella. No hay, por tanto, que confundir la asexualidad con la abstinencia sexual (que es la falta de relaciones sexuales por voluntad propia) o con trastornos o enfermedades que producen la pérdida de deseo sexual que, en este caso, suelen considerarse como temporales y no dan lugar a la definición de asexual, que se considera un término no medicalizado.
Asexualidad en el colectivo LGTB
Como sucede con otros términos como el intersexual, la asexualidad tiene una relación complicada dentro del colectivo LGTB, pese al esfuerzo de este en abrirse recientemente a nuevas realidades. En primer lugar hay que considerar si asexual es en sí una orientación sexual, ya que como hemos visto existen personas asexuales atraídas románticamente por personas de su mismo sexo, sexo opuesto o ambos sexos.
Aquí, como de costumbre, hay diversas opiniones y estudios en una dirección u otra. Sin embargo, estudios realizados a personas que se consideran asexuales desvelan que la mayoría de estos individuos sí consideran la asexualidad como una orientación sexual propia, reforzando así su pertenencia al colectivo.
Por último, hay que señalar que la asexualidad es, en sí, una idea tan compleja y extensa como su definición. Lo mismo que sucede con el sexo o la sexualidad, hay personas asexuales que sí sienten excitación con caricias o besos, mientras que otras son incapaces de encontrarla a cualquier contacto íntimo. Por tanto, no existe una asexualidad pura, sino que siempre se habla en la práctica de algún grado de “gris-asexualidad” o, incluso, demisexual, aunque esta definición también es discutida.
Bandera y día internacional de la asexualidad
La actual bandera adoptada por el colectivo asexual tiene su origen en 2010 y, en realidad, es una bandera inclusiva para todos los grupos sexuales. Está compuesta por cuatro bandas, una negra, una gris, una blanca y una morada. La banda negra representa la asexualidad, la gris la gris-asexualidad o demisexualidad y la blanca hace lo propio con la alosexualidad (las personas no asexuales, que sí experimentan atracción sexual). Por último, la banda morada representa la idea de comunidad.
La asexualidad tiene en el 6 de abril el Día Internacional de la Asexualidad como una ocasión para reivindicar una realidad cambiante de la que cada vez vamos conociendo más. En España existe ACEs, la Asexual Community de España.
