“Con los héores anónimos”. Una vez más, vuelve a demostrarse que el Rayo Vallecano no es un equipo de fútbol cualquiera. Si hace unos meses recaudaba más de 20.000 euros para evitar el desahucio de una de las vecinas del barrio de Vallecas, esta vez se han superado a sí mismos. En el día de ayer, y como es normal por estas fechas en todos los equipos, presentaban sus nuevas equipaciones con dos agradables sorpresas.
La próxima temporada, los franjirrojos solo hará, honor a su apodo en su primera indumentaria, pues la segunda estará bañada con la bandera LGTB y la tercera con el rosa, símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. Y dentro de la amalgama arcoíris, cada color representará una causa por la que luchar: el rojo contra el cáncer, naranja para la integración de personas con discapacidad, amarillo para no perder la esperanza, verde para la defensa del medio ambiente, azul contra el maltrato infantil y morado para erradicar la violencia de género. Todos ellos, unidos, sirven como reivindicación para intentar eliminar la discriminación por orientación sexual.
Más allá del diseño, que se convertía en un fenómeno viral con críticas minoritarias de un sector de la afición rayista, hemos de ir al quid de la cuestión. Por cada camiseta LGTB vendida se destinarán 7 euros (1 por cada causa) a fines sociales, mientras que 5 euros será la cifra que se destine en caso de optar por la franjirosa. Sin palabras.
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