¿Y si te dijéramos que el paraíso existe y está más cerca de lo que crees? Se llama la Costa Blanca y es ese pedacito del Mediterráneo donde el sol brilla más de 320 días al año y la vida se saborea despacito. No es solo playa, es una forma de estar en el mundo: alegre, acogedora, con sabor a mar y a tardes eternas.
A lo largo de sus 244 km de costa, este rincón alicantino tiene un plan para cada alma: desde playas suaves y familiares hasta calas secretas escondidas entre rocas, pasando por acantilados que parecen sacados de una película. ¿Tumbona y chiringuito o ruta de senderismo con vistas que te dejarán sin aliento? Aquí no tienes que elegir.
Del norte montañoso de Dénia y Jávea, al sur de dunas doradas en Guardamar, pasando por marismas llenas de vida y nueve parques naturales que son pura desconexión. Ya sea en lo alto del Peñón de Ifach o paseando entre salinas rosadas, cada paso es un suspiro de libertad. La Costa Blanca no se visita, se vive. Y una vez la descubres… no querrás irte.
Cabo San Antonio, Denia (Alicante)
Pueblos con encanto y sabor mediterráneo
Los pueblos de la Costa Blanca tienen ese «no sé qué» que te atrapa desde el primer paseo. Algunos se asoman al mar, otros se encaraman a la montaña; hay rincones de postal con casitas blancas, fachadas de colores o callejuelas empedradas que invitan a perderse sin mirar el reloj. Cada uno tiene su propia chispa, su propio encanto… y todos te roban un pedacito de corazón.
¿Ejemplos? Altea es la definición de belleza mediterránea: calles adoquinadas, flores por doquier y cúpulas azules que brillan al sol. Ideal para ver caer la tarde desde una terraza con vistas infinitas. Villajoyosa, con sus casitas de colores y sabor a salitre, conserva su alma marinera y esconde un secreto delicioso: ¡una de las fábricas de chocolate más famosas del país!
Villajoyosa (Alicante)
Jávea te lleva del puerto pesquero a calas de aguas cristalinas, y de ahí, directo al glamur de su noche vibrante. Muy cerca, Moraira te regala calma, un castillo, calitas escondidas y la Ruta de los Miradores: pura magia costera.
¿Y Benidorm? Deja los clichés en casa. Porque esta ciudad no solo brilla por sus playas o su skyline: es energía, diversión y esa sensación de estar donde todo es posible. En la Costa Blanca, cada pueblo es un flechazo. Y tú, ¿cuál eliges?
Mirador de Benidorm
En la Costa Blanca se abraza la diversidad
Porque la Costa Blanca, además de hermosa, es inclusiva, y por ello se ha ganado a pulso su lugar como uno de los destinos LGTBIQ+ más abiertos y acogedores del Mediterráneo. Cuenta con una amplia variedad de locales, alojamientos, comercios y servicios. La oferta gayfriendly se extiende por toda la provincia de Alicante, abarcando también los destinos de turismo de interior. Sin olvidarnos de los múltiples alojamientos que responden a los gustos e intereses del colectivo y, por supuesto, numerosos enclaves cosmopolitas y costeros orgullosos de su larga tradición en ocio.
Actividades al aire libre
Quienes se fijan en el mar, saben que en la Costa Blanca tienen un parque acuático natural. Para practicar submarinismo, paddle surf, kayak, snorkel, navegar… Lo mismo ocurre en los parajes de interior, ideales para entregarse a actividades tan sugerentes como el birdwatching, realizar rutas señalizadas de senderismo y en bici, todas muy bien señalizadas, disfrutar de un paseo entre viñedos o conocer, a través de la Ruta del Vino, bodegas con D.O. Estos planes son fáciles de encontrar en www.experienciascv.es.
Vino Moscatel en Teulada (Alicante)
Gastronomía: mucho más que comer bien
Comer en la Costa Blanca no es solo una necesidad, ¡es una experiencia gloriosa! Aquí, sentarse a la mesa se convierte en uno de esos momentos que te hacen suspirar de gusto. El arroz es el gran protagonista: más de 300 formas de prepararlo, todas deliciosas, todas con sello mediterráneo. Desde el clásico arroz a banda o el meloso de bogavante hasta el sabrosísimo arroz del senyoret. ¿Dónde? En chiringuitos con vistas al mar, en restaurantes de interior rodeados de valles verdes o en templos culinarios con estrellas Michelin. Porque sí, aquí hay 13 estrellas brillando con fuerza.
Paella de marisco, Torrevieja (Alicante)
Y, claro, que no falte el brindis. Los vinos con Denominación de Origen Alicante acompañan cada plato con elegancia: tintos con carácter, blancos que refrescan el alma, rosados alegres y ese tesoro llamado Fondillón, un vino único con historia, personalidad… ¡y mucho premio!
Para completar el plan, la Costa Blanca tiene una oferta hotelera de lujo (y también para bolsillos más modestos), con opciones para quien busca relax total, escapadas románticas o unas vacaciones en familia sin preocupaciones. Buen clima, buena mesa, buenos vinos y buenos hoteles…, ¿qué más se puede pedir? ¡Aquí el disfrute está servido! La Costa Blanca es para vivirla, y nos espera con los brazos abiertos.
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