«Cuesta creer que en 2015 tengamos que vivir con delitos de odio anti-gay en cualquier lugar, pero esto es lo que ocurre hoy en día. Lo primero, estamos bien. Solo un labio hinchado y dolor en el brazo. El hombre que nos gritó obscenidades antes de pegar a Danny y se marchó cubierto de sangre con el rabo entre las piernas». Una buena muestra de que antes de cometer una agresión homófoba, es mejor pensárselo dos veces. Más aún si piensas hacerlo con Larry y su marido Danny, expertos en Plebe Boxing, una rama del boxeo que aprendieron en la academia militar.
Y así pasó. Entre gritos homófobos y osadía por pensar que un homófobo se bastaba para humillar a dos gays, resultó que el agresor se llevó su merecido en defensa propia. «Nos negamos a ser víctimas y, por suerte, pudimos defendernos», explica Larry en su muro de Facebook. El caso, acaecido en Nueva York, ya está en manos de la brigada de delitos de odio de la policía de la ciudad. Para que vuelva.