A nosotros no nos extraña. Coger la bola del mundo y señalar España como destino turístico para el colectivo LGTB es una práctica cada vez más habitual. Lejos del glamour que ciudades como París, Londres o Roma desprenden, ya saben lo que dicen, Spain is different.
Desde que se legalizase el matrimonio igualitario hace ya 10 años, nuestro país ha visto aumentar la afluencia extranjera hasta superar la barrera de los 6 mil millones de dólares de beneficio anual, según informa Bloomberg. Se trata de una cifra que supera la recibida por Francia o Reino Unido, aunque todavía lejos de los 21 millones de dólares que se embolsa Estados Unidos.
No seremos nosotros quienes desgranemos todo lo bueno que tiene España, capaz de abarcar todo tipo de turismo, rango de edad y demanda lúdico-cultural junto a un amplio clima de tolerancia. Sol, gastronomía y ambiente LGTB con célebres Orgullos como los de Madrid y Barcelona hacen el resto.
En fin, se nos ven los colores, arcoíris en este caso. La sociedad parece estar cambiando y con ella, la clase política, a la que hemos visto decorar las instituciones con la bandera gay. Todos son conscientes de que a menor discriminación, más beneficio para todos los sectores. Y que así siga.