Camisa ORIGINAL PENGUIN
Pantalón ANTONY MORATO
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es la pregunta que esperabas que te hicieran durante esta promoción y no te han hecho aún?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Si te la digo me la vas a hacer… No me han preguntado qué opino del proceso independentista catalán.
SHANGAY ⇒ ¿Y?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Como español nacido en Chile, siempre apuesto más por lo que lo une que por lo que nos separa. Además, es una frase que dice Rachel Weisz en Ágora.
SHANGAY ⇒ Ágora provocó opiniones encontradas, no tuvo una respuesta positiva ni mucho menos unánime. ¿Te afectó?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Es algo que doy por hecho que puede pasar. Cuando presentas una película estás nervioso, siempre esperas que guste a la mayor cantidad de gente posible, pero es inevitable que haya a quien no le guste, es algo con lo que convivo. Nunca he tenido la sensación de que la reacción crítica con mis películas sea unánime. Quizá la que más se acercó fue Mar adentro pero, mirando atrás, siempre recuerdo haberme llevado algún que otro palo.
SHANGAY ⇒ ¿Prestas atención a las crítica?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Hombre, las leo. Pero doy más importancia a la opinión de mi núcleo duro de amigos, cuando testo las películas con ellos. Cuando más de tres personas me comentan algo que no les convence, sobre todo relacionado con el montaje, tomo nota. Creo mucho en lo que ellos me tengan que decir. Las críticas que no son positivas las leo, pero no me obsesiono con ellas. Y sé distinguir aquellas que son destructivas de las que, aún no siendo positivas, tienen un sentido.
SHANGAY ⇒ ¿Tus amigos son siempre sinceros?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Si no lo fueran no serían mis amigos, sino groupies lameculos. Entre nosotros tenemos la sana virtud de decirnos las cosas a la cara. Yo también lo hago cuando Dani Sánchez Arévalo o Mateo [Gil] estrenan películas.
“Regresión no es una película sobre la homosexualidad, sino sobre hasta dónde nos pueden llevar los prejuicios sobre ese tema”
SHANGAY ⇒ En Regresión has evitado los giros de guion tramposos; si pones atención, enseguida ves lo que va a pasar. ¿Te preocupa que haya espectadores a los que les decepcione que les pongan tan fácil desentramar la intriga que propones?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Sí, pero es que esta es una película sobre puertas y llaves, y quería hacer algo que veo en otras muchas películas de misterio. Es sorprendente cómo a veces la gente decide no coger determinadas llaves, me resulta curioso. Y creo que siempre hay que dejar pistas. Porque quiero pensar que mis películas se pueden ver una segunda y tercera ver para seguir encontrando esas pistas.
SHANGAY ⇒ ¿Te ves más como artesano o como autor?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Siempre me había visto como artesano, casi como mercenario, porque soy alguien que quería ganarse la vida haciendo esto, lo prefería a estar en un banco o jugando al fútbol, cosas que no me gustan. Con el tiempo he visto claro que rodar películas es mi manera de expresarme y comunicarme, y en ese sentido sí me considero autor, porque además he terminado escribiendo todas mis películas.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué a los directores que apuestan por hacer películas comerciales no se les quiere considerar autores?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Porque intentas hacer digerible aquello que te interesa; parece que por dirigirte al mainstream estás haciendo un cine exclusivamente comercial. Yo siempre funciono con dos niveles de lectura: si los clichés del cine comercial no van unidos a una carga de fondo no me interesa hacer una determinada película.
SHANGAY ⇒ ¿Ya no te ves trabajando con actores que no sean carne de Hollywood?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Sí, depende de lo que estés buscando. Pero no nos engañemos: cuando estás preparando una película, te encantaría, para empezar, que la protagonista fuese Meryl Streep; me cuesta creer que un director prefiriese ir antes por una actriz desconocida que por ella. Muchas veces, los grandes lo son porque tienen más talento que los demás. En este caso, tuvimos la suerte de que Ethan [Hawke], un actor con el que me apetecía trabajar desde hace mucho, dijera que sí. Contar con Emma [Watson] era una idea descabellada, y lo extraño fue lo fácilmente que entró en el proyecto.
¿Cómo convence a las estrellas para que trabajen con él? ¿Qué secuencia de ‘Regresión’ le dio mal rollo rodar? Pasa página
SHANGAY ⇒ Es evidente tu facilidad para seducir a grandes estrellas con tus proyectos. ¿Cómo lo haces?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ A veces es sorprendentemente difícil conseguir a un determinado actor. Para algún personaje secundario que tenía clarísimo qué actor lo podía clavar, me ha dicho que no quería hacerlo… Está claro que para que una estrella diga que sí la clave está en el guion, que haya algo en el personaje que les guste. Y tus películas anteriores se convierten en tarjetas de visita. Emma y Ethan habían visto Los otros y Mar adentro, y les gustaba lo que había hecho.
SHANGAY ⇒ Llama la atención que no cultives amistades con las celebrities con que trabajas…
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Los rodajes son como campamentos de verano en los que compartes muchas cosas, se crea un ambiente muy íntimo. Cuando terminas, te despides, dices “a ver si nos llamamos”, pero va pasando el tiempo y no sucede. Son pocos los actores con los que conservo una amistad, y casi todos de la primera película [Tesis]: Ana Torrent, Eduardo Noriega…
SHANGAY ⇒ Me ha sorprendido que no citaras como posible influencia de Regresión la célebre Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick…
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Tienes razón, lo que se entrevé en mi película es el plato fuerte de Eyes Wide Shut, en la que también se juega con un ambiente onírico. Y Kubrick es uno de los directores con los que me aficioné al cine. Pero esta vez he compartido referencias del cine de los 70 que vi de adolescente y que me marcaron, thrillers como Marathon Man o La conversación, y que a nivel de estilo me han influido mucho.
“A más de un espectador potencial le habrá sentado mal que nos hayamos casado dos gays”
SHANGAY ⇒ ¿Intentas darte miedo a ti mismo con tus películas?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Cuando ruedo, no, cuando escribo, sí, porque intento entrar en la atmósfera que va a recrear la película. Para escribir Regresión me ayudó mucho hacerlo en otoño, y escuchar música que me ayudase a ir hacia un lugar. Mi problema es que, con lo miedoso que yo era, cada vez hay menos cosas que me den miedo.
SHANGAY ⇒ ¿Qué música escuchaste para escribir Regresión?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Bandas sonoras de Jerry Goldsmith. Quizá sea un clásico anticuado [risas]. Podría haberme puesto las de Joseph Bishara para Insidious o The Conjuring, y seguro que me habría acojonado, pero es que Goldsmith me parece maravilloso.
SHANGAY ⇒ ¿Lo pasaste mal en algún momento del rodaje?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Hubo momentos de mal rollo por el hecho de tratar el satanismo. Aunque solo quería mostrar flashes, sí rodamos una secuencia en la que había que depositar un bebé en un altar satánico. Cuando trajeron al niño, el ayudante de dirección me dijo: “Ahí tienes a los padres, explícales lo que vas a hacer”. Solo ver al bebé en una mesa rodeada de puñales a mí me dio mal rollo.
SHANGAY ⇒ Tratas la homosexualidad de manera tangencial, y vinculada al abuso de menores… ¿No es un poco curioso que para una vez que tratas un tema gay lo hagas de un modo tan retorcido?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Me parecía un buen elemento para un giro narrativo. Y Sonia Grande, la diseñadora de vestuario, dejó una pista maravillosa que está pillando más gente de la que esperaba… Pero no es una película sobre la homosexualidad, sino sobre hasta dónde nos pueden llevar los prejuicios sobre ese tema. A día de hoy todavía no veo claro hacer una película sobre la homosexualidad. Me gustó mucho cómo la trató Ang Lee en Destino: Woodstock, una de las pocas películas en las que he visto que la homosexualidad está ahí pero no se le da mayor importancia. En un momento descubrimos que el protagonista es gay, y ya está.
¿Ha utilizado alguna vez su homosexualidad como arma promocional? ¿Lo pasó mal en su boda? ¿Qué comentario suyo le ha sentado mal a su marido? Pasa página
SHANGAY ⇒ Tu salida oficial del armario coincidió con el estreno de Mar adentro, y ahora tu boda con el de Regresión. ¿Casualidades o parte de estrategias promocionales?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ No, no, eso es lo último que se me ocurriría. Es cierto que la salida del armario coincidió con la promoción de Mar adentro. Aunque es algo que ya había soltado antes en Shangay, pero pasó desapercibido. Decidí que no tenía que esconder nada si surgía la pregunta, porque no me gusta mentir. Y surgió. Cuando mi ya marido (aún me suena raro decirlo) me sugirió que nos casásemos este verano, le pregunté si no lo importaría esperar a después del estreno. Me dijo que no, que la vida es muy corta y que ese no iba a ser un motivo para retrasarlo. Estoy seguro de que a más de un espectador potencial le habrá sentado mal que nos hayamos casado dos gays.
SHANGAY⇒ ¿Lo pasaste peor en la ceremonia de los Oscars o en la de tu boda?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Pasé tensión en las dos, pero fue peor en la de los Oscars. Porque no quieres defraudar a tus amigos, a tu familia, a España… Recuerdo que nos sentaron juntos a todos los directores nominados [al Oscar a la mejor película extranjera], y nos mirábamos unos a otros como corderos degollados… cuando en el fondo estábamos deseando degollar al de al lado [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Y cómo viviste tu boda?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Fue parecida a un estreno. La viví con nervios. Sabes que hay gente que se va a enfadar si no la invitas, no sabes qué va a decir la gente, intentas que no resulte demasiado hortera la exaltación de los sentimientos que implica… Además, yo no soy muy pro bodas, así que procuré que fuera lo más sobria posible.
SHANGAY ⇒ Sí apostaste por una boda muy tradicional, con todos los clichés habituales…
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Ya sabes que las bodas son cosa de dos. Si por mí hubiera sido, habríamos firmado el documento y punto. Pero tanto mi pareja como mis amigos querían una boda convencional.
“Si por mí hubiese sido, habríamos firmado el documento y punto. Pero mi pareja quería una boda convencional”
SHANGAY ⇒ ¿Has cambiado desde que eres un hombre casado?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ No. Porque no cambia nada; solo cambia algo cuando te quieres separar [risas]. Aunque no debería decirlo, porque esta respuesta ya la di y a David [su marido] le sentó mal… Pero, bueno, demos por hecho que vamos a seguir juntos toda la vida.
SHANGAY ⇒ Físicamente sí hemos notado un cambio en ti en los últimos años…
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Que salgo más guapo en las fotos [risas]. Antes no me cuidaba tanto, pero al cumplir cuarenta vi que tenía dos opciones: o hacer vida sedentaria, ya que paso tanto tiempo sentado en el escritorio, o moverme un poco. Decidí hacer deporte, y como soy un chico disciplinado, intento hacer gimnasia al menos tres veces por semana. Y lo agradezco; no se trata de obsesionarme, pero es bueno.
SHANGAY ⇒ A mucha gente le sigue sorprendiendo la normalidad que transmites, siendo quien eres. ¿No se te ha ido nunca la cabeza con el éxito?
ALEJANDRO AMENÁBAR ⇒ Seguro que sí. El otro día me pusieron imágenes de una de mis primeras entrevistas en Berlín, cuando presentamos Tesis, y vi a un chaval que se lo tenía un poco creído. Curiosamente, era más arrogante en mi etapa universitaria, cuando tenía grandes ambiciones y muchas cosas que demostrar, que después de llegar a ser el director que quería ser. Entonces adopté un aire más sereno, intento ver las cosas con una perspectiva muy de andar por casa. No quiero despegarme del suelo, porque así es todo más divertido. Estar subido en una atalaya, y que nadie se atreva a mirarte ni a decirte nada por temor a ofenderte, me parece terrorífico. Prefiero colocarme en una franja de inseguridad donde me sienta uno más.
Fotos: miguelangelfernandez.net
Maquillaje y peluquería: Dana Ortega para Artenvivo