“He estado mucho con niños, los conozco, y sé que por desgracia hay algunos que buscan afecto porque no lo tienen en casa y pueden encontrar a algún sacerdote que cede”. El Vaticano ha expulsado a 848 sacerdotes por abuso sexual en el último año, pero hay más de uno que sigue sin aprender.
Es el caso de Gino Flaim, un sacerdote italiano que defendía la pedofilia en la cadena de televisión italiana La 7. Cuando le preguntaron si los niños eran la causa de muchos de los casos de abuso, bastó un “en buena parte sí”, y un “quien vive estas situaciones, pedofilia u homosexualidad, experimenta cierto sufrimiento, creo yo, porque se ven diferentes al resto” para ser expulsado de inmediato por la Archidiócesis de Trento.
Y a modo de guinda, expresó que para él la homosexualidad era “una enfermedad”. Las instituciones eclesiásticas se “desvinculan plenamente” de sus palabras y dicen que “no representan de ninguna manera la posición de la archidiócesis y el sentir de toda la comunidad eclesial”. Basta ya.