“Tienes los huevos que parecen de ‘baby born’. Pelados completamente”.
– “Quítamelos”.
– “Una cosa es que tengamos confianza pero no te voy a arrancar los pelos de los huevos. ¿Te los quitas con pinzas?”.
– “Qué bien lo haces”.
El diálogo y el vídeo hablan por sí solos. Un peludo despertar tiene fácil solución bajo el edredón. Aritz, como buen vasco, no se anda con tonterías y decide arrancar de cuajo cualquier raíz que al chino le sobre. Mientras, él disfruta con cada caricia, mirada, amago de beso… Y ahora, también depilaciones.