Pocas pedidas de mano habrá tan originales… Mark engañó a su prometido Yuval de tal manera que pensaba que disfrutaba sin más de un callejero flashmob neoyorquino. Iluso. Su cara, cada vez más emocionada con el paso de los minutos, presagiaba un momento maravilloso. Cualquiera dice que no con semejante parafernalia. ¡Vivan los novios!