1. Para encontrar un ’shu, shu’, un ‘qué se yo’
La adaptación teatral de Dextrocardiaco tiene –parafraseando uno de los gags de la obra– ese ‘shu, shu’ ese ‘qué se yo’ del que hablaba La Oreja de Van Gogh en su canción Qué puedo pedir. Una historia sencilla y muy efectiva sobre amores platónicos, desamores catastróficos, corazones que se rompen independientemente del lado del pecho en el que estén y amistades eternas.
Marc es un joven que se reencuentra fortuitamente con Alejandro, el amor de su adolescencia. Desde ese mismo momento se verá arrastrado por una relación que late a dos ritmos diferentes y que no sabe gobernar; ni siquiera con la ayuda de sus mejores amigos, espectadores de excepción de un amor tan romántico como tóxico.
Dextrocardiaco –que se pone en escena en Nave 13 todos los viernes de febrero a las 22’30h– es indispensable para almas enamoradizas como Marc o para cualquiera que desee pasar un buen rato, porque en Dextrocardiaco al mismo tiempo que el cardio se estimula la carcajada. Y mucho.
2. Para empatizar con los lados diestro y siniestro del amor
Sin duda, el texto de Juan Arcones es el primero que consigue meterse al público en el bolsillo. ¿Cómo no conectar con una historia que habla sobre nuestra forma de vivir y sentir el amor en los tiempos que corren? De esos amores –cada vez más habituales– que son atravesados por el sonido de un tuit entrante antes que por el de la flecha de Cupido. Y, además, lo hace utilizando nuestro lenguaje. Un acierto que merece un doble ‘like’.
Los actores contribuyen al enganche total con el espectador. Desde Ventura Rodríguez, encarnando la parte diestra y más sensible del corazón, hasta Álvaro Cea, el ventrículo siniestro. A uno lo querrás abrazar una y otra vez, al otro arrojar escaleras abajo; signo de una composición de personajes bien ejecutada. Desde dentro.
Álvaro Cea y Ventura Rodríguez
Laura Put, Alba Fontecha y Brays Efe completan el reparto. Son Eva, María y David respectivamente. Tres ‘amigas’ bien distintas: la inocente, la precavida y la punzante. Tres arterias que bombean este órgano teatral y que ofrecen algunos de los instantes más hilarantes de la obra. A las tres te las querrás llevar a casa, en especial a Brays, cuya afilada lengua bien merecería un spin of.
3. Para brindar y cerrar un ciclo
Dextrocardiaco nació como un blog, después se transformó en libro (Stonewall, 2014) y más tarde cristalizó como leitmotiv de la primera exposición comisariada por el ‘performancer’ Abel Azcona. Ahora –probablemente como broche del ciclo de esta prolífica patología artística– llega a los escenarios.
También ha inspirado a ilustradores como David M. Buisán
Aunque está presentada como precuela de la novela, la verdad es que la dramaturgia tiene valor y consistencia en sí misma; es decir, no es necesario que conozcas el universo creado por Juan Arcones alrededor del extraño término para entender lo que pasa y caer rendido a su trama y personajes desde el minuto cero. Un plan inmejorable para arrancar el fin de semana y salir con ganas de perderse por la noche madrileña de neón, si no en busca del amor, al menos de algo parecido.
Dextrocardiaco se representa todos los viernes de febrero en Nave 73 (C/Palos de la Frontera, 5 · Madrid) a las 22:30h. Compra tu entrada aquí.
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