Fotos: César Lucas Abreu
¿Por qué se deja ver tan poco Victoria Vera? ¿Por qué parece interesarle apenas que haya más de una generación que no la tiene muy presente? No hay muchas oportunidades para preguntárselo directamente, porque en la última década se ha prodigado más bien poco esta actriz que a finales de los 70 y primeros 80 disfrutó de una enorme popularidad en España. De manera que no podíamos desaprovechar esta oportunidad.
Regresa a Madrid para convertirse en la Salomé de Oscar Wilde, y sorprende la tranquilidad con que se enfrenta a un proyecto así. Además de las ganas con que defiende su manera de entender su profesión.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué dejas pasar tanto tiempo entre proyectos?
VICTORIA VERA ⇒ Porque creo que es bueno prodigarse poco. Hay que tener un poco de misterio. Estar todo el día expuesto no creo que sume, sino que resta. No puedes estar siempre poniendo sonrisa de foto.
SHANGAY ⇒ ¿No te entra mono de escenario o de cámara en los periodos de abstinencia?
VICTORIA VERA ⇒ No. Lo que sí hago continuamente es pensar qué es lo próximo que quiero hacer, ando siempre metida en proyectos. No me quedo en plan pasivo. Y me dedico a vivir, que es lo que te hace luego actuar bien. Cuantas más cosas te pasan, más cosas puedes contar con tu trabajo
SHANGAY ⇒ Viviste una época de gran popularidad en los 70 y 80, pero después no te esforzaste por mantenerla…
VICTORIA VERA ⇒ La popularidad me vino sola, por azares de la vida y de la historia, y ahí se quedó para siempre. Me sorprendió tanto y me desbordó tanto que la disfruté, estaba bien, porque me pilló en un momento hermoso, de cambio total en nuestra sociedad. Lo que más me gusta de aquella época, vista con la distancia, era la ausencia total de sectarismo con que se vivía. Realmente se sentía la libertad. Ahora no la siento, es curioso.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué?
VICTORIA VERA ⇒ Todo me parece más convencional, incluso las reivindicaciones. Y a nivel artístico, había una mayor inquietud artística, ganas de hacer cosas nuevas. Ahora se hace lo de siempre, y si algo funciona, se insiste en ello hasta la extenuación.
“En el show business no existe la edad”
SHANGAY ⇒ ¿Es esta Salomé que estrenas novedosa?
VICTORIA VERA ⇒ La lectura que hacemos es nueva. Somos muy fieles al espíritu de Oscar Wilde, que no es lo habitual. Es una obra muy importante, prohibida en Inglaterra durante mucho tiempo, que llegó a generar una auténtica ‘salomanía’, mientras a Wilde se le marginaba y se le hacía sufrir muchísimo. En la sociedad tan puritana en que vio la luz, convirtieron a Salomé en un ser depravado y lujurioso, una visión un tanto machista que degradaba al personaje, y es algo que quedó en el tiempo. Wilde la describía como una mística, cercana a Santa Teresa, y decía que la danza de los siete velos era más metafísica que sensual. Nada que ver con las lecturas que se han hecho siempre. Por eso me interesaba tanto hacer esta función, que está mucho más cerca de su sensibilidad.
SHANGAY ⇒ ¿Es un proyecto impulsado por ti?
VICTORIA VERA ⇒ Sí. En su día me preguntaron qué me gustaría hacer para el festival de Mérida, y yo respondí que Salomé. Porque es una mujer especial, trágica pero no tanto como otras, y más compleja. Y porque me apasiona Wilde, y me parece que es el texto más hermoso que te puedas imaginar.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué no se llegó a estrenar en Mérida?
VICTORIA VERA ⇒ No la aceptaron. Pero al año siguiente abrieron el festival con la ópera, así que tan mala idea no debió parecerles [risas]. Son anécdotas a lo Wilde… Ha sido una carrera de obstáculos, y por eso estoy tan ilusionada por hacerla. Sin subvenciones y sin ayuda de nadie, a pelo. No pretendo ganar, sino no quedarme con deudas, que es distinto. Me gusta trabajar de manera independiente; tener que llamar a la puerta de los ministerios me resulta aburridísimo.
SHANGAY ⇒ ¿Eres consciente de que habrá gente decepcionada por que no potencies la sensualidad de Salomé?
VICTORIA VERA ⇒ Es que ella es sensual; no va jugando a serlo, que es distinto. O es algo innato o déjalo estar. A Wilde es muy difícil vulgarizarle, aunque se puede conseguir, y resulta shocking. Vi un montaje de la ópera en donde la danza de los siete velos la bailaban siete señores en edad de jubilación desnudos, que estaban horrorosos, nada cuidados…
SHANGAY ⇒ Llegará tu danza y todo el mundo estará pendiente de qué haces…
VICTORIA VERA ⇒ Tengo la espaldas bien cubiertas porque he trabajado con Ricardo Cué, uno de los coreógrafos más importantes del mundo. No es ni mucho menos un striptease, qué va, es una condena a muerte lo que significa esa danza.
“Los convencionalismos no tienen cabida en una vida artística”
SHANGAY ⇒ ¿Te preocupa lo que se pueda escribir de ti cuando estrenas un nuevo proyecto a día de hoy?
VICTORIA VERA ⇒ Está muy bien que escriban lo que quieran, hay que tener siempre gente que te ame y que no te pueda ni ver. Si no hubiera detractores, esta sería una carrera vacía. Del público siempre he recibido mucho amor y buen rollo.
SHANGAY ⇒ Son ya muchos años de relación con él…
VICTORIA VERA ⇒ Fíjate, llevo trabajando desde los catorce años, con quince ya interpreté a Ana Frank. Y cada vez siento más ilusión por lo que hago. Cuando llevas tantos años como yo en esto, o te vas del todo o te pones el listón cada vez más alto, porque si no caes en lo convencional. Y los convencionalismos no tienen cabida en una vida artística.
SHANGAY ⇒ Sigues defendiendo tu feminidad y tu propia sensualidad a capa y espada, enfrentándote a muchos prejuicios de la sociedad…
VICTORIA VERA ⇒ Como tiene que ser. Y no me enfrento a prejuicios, sino a mucha envidia, que es distinto. Ahora están cambiando un poco las cosas, aunque no tanto como deberían. Pero yo veo a Judi Dench y a Helen Mirren y pienso “qué estupendas”. Y veo a otras [más jóvenes] y digo “¡qué horror!”. En el show business no existe la edad, es la gran ventaja que tenemos. Solo las actrices que no intentan renovarse se caen; por eso hay que apostar por una renovación y una revolución permanentes. A mí me sale innato.
SHANGAY ⇒ ¿Te recreas en algún momento en éxitos pasados?
VICTORIA VERA ⇒ No, porque nunca me ha gustado verme. Ni vivir recordando lo que ya ha pasado. Prefiero mirar hacia adelante, ver qué puedo hacer que me resulte nuevo. Cuando sienta que no puedo hacer nada, probablemente desapareceré. Haría como Greta [Garbo], diría “I want to be alone” [risas]. Ya la digo mucho, cuando la gente se pone muy pesada.
¿Por qué no la invitan nunca a los Goya? ¿Cómo recuerda su mítico desnudo teatral que es ya historia? ¿De verdad va a volver al cine? Pasa página
SHANGAY ⇒ ¿Por qué hace tanto que no ruedas una película?
VICTORIA VERA ⇒ Porque a la gente del cine no le gustaré nada… No sé por qué. A veces, veo los Premios Goya y pienso: qué curioso, a una de las primeras galas me invitaron, coincidió que había ido a Hollywood con la película de Garci [Asignatura aprobada, 1987]. No me han vuelto a llamar nunca, ni para entregar un premio. Y yo sigo pagando mis cuotas. Hay un espíritu sectario ahí muy raro. Eso sí, tengo un proyecto maravilloso que voy a hacer pronto.
SHANGAY ⇒ ¿Puedes avanzarnos algo?
VICTORIA VERA ⇒ Solo que es maravilloso [risas]. Siento que tengo una carrera tan especial que no quiero defraudar con lo que ofrezca, por eso no podría aceptar nada con lo que no me sienta segura. Es más complicado mantener una carrera así, pero es lo que he elegido. Me gusta aparecer en momentos puntuales, cuando tengo algo que decir.
“Si no hubiera detractores, esta sería una carrera vacía”
SHANGAY ⇒ ¿Qué tal llevas esa etiqueta de musa del destape que siempre te acompañará?
VICTORIA VERA ⇒ [Puntualiza] ¡Musa de la transición!, ‘destape’ es un término franquista que no me interesa para nada… La diferencia es muy grande: en la transición estaba presente Eros; en el destape, no.
SHANGAY ⇒ ¿Qué tal llevas entonces que un desnudo tuyo de 1975 haya pasado a la historia?
VICTORIA VERA ⇒ Fue todo una casualidad. El vestuario de ¿Por qué corres Ulises? de Antonio Gala lo hizo Elio Bernhayer, y me diseñó una túnica con escote en pico que llegaba hasta el ombligo, y llevaba unas cadenas de plata preciosas, así que no se veía nada. Pero el censor exigió que me pusiera un imperdible para que no se abriera el escote. El día del estreno le pregunté a Antonio [Gala] “¿Me quito el imperdible?”, y me dijo “Haz lo que te dé la gana”. Cuando empezó la función lo tiré… y ahí empezó todo.
SHANGAY ⇒ ¿Qué fue ‘todo’, además del escándalo que provocó que la túnica se abriera?
VICTORIA VERA ⇒ Bombas en el teatro, cartas explosivas, la triple A [Alianza Apostólica Anticomunista] allí… Para mi familia fue tremendo. Y eso continuó cuando hice El adefesio de Alberti y El cementerio de automóviles de Arrabal. Siempre con un guardia civil en la entrada de artistas. Todo por salir a escena con una túnica semitransparente que se abría y un tanguita, curioso.
SHANGAY ⇒ ¿Orgullosa de tu actitud?
VICTORIA VERA ⇒ Sí, porque contribuí a que nos cargáramos la censura. Y sin buscarlo, esa fue la gracia, porque no era una obra que estuviera empeñada en hacer. Sí hay dos funciones que me empeñé en hacer, Lorenzaccio de Alfredo de Musset, donde interpreté a un hombre, y la Lulú de Wedekind, que nunca se había hecho en España. Como te decía, cuando decido hacer algo es porque pienso que va a ser significativo. Curiosamente, siempre son proyectos que han tenido problemas con la censura, de un tipo u otro.
“La belleza está un poco olvidada en el arte, tan centrado en el naturalismo y el realismo últimamente”
SHANGAY ⇒ ¿Por qué te gustaría que se significara tu Salomé?
VICTORIA VERA ⇒ Por el empeño de sacar adelante una propuesta teatral basada en la belleza. Que está un poco olvidada en el arte, tan centrado en el naturalismo y el realismo últimamente. Quiero que soñemos.
LA OBRA SALOMÉ SE REPRESENTA DEL 3 DE MARZO AL 3 DE ABRIL EN EL TEATRO FERNÁN GÓMEZ – CENTRO CULTURAL DE LA VILLA DE MADRID.