El último vídeo que promociona el perfume de Calvin Klein, CK2, ha puesto en pie de guerra a las autoridades rusas. El vídeo ha suscitado multitud de quejas, principalmente provenientes de la región rusa de Arkhangelsk, y está siendo estudiada la posibilidad de acusar a la compañía de moda de hacer propaganda gay. El spot podría vulnerar la polémica ley vigente anti-homosexual creada por el gobierno de Putin.
En el vídeo encontramos a diversas parejas de chicos y chicas en actitud festiva y desenfadada.
Una pareja de chicos montando en moto y dando una vuelta por la ciudad.
Dos chicas jugando y mostrando sus pechos a los conductores de una carretera.
Además de un par de parejas compuestas por un chico y una chica. Solo estas últimas son las únicas parejas que se besan en todo el spot.
Calvin Klein ha declarado que el anuncio quiere incorporar “la emoción de la vida y las diversas conexiones entre seres humanos”. Pero a pesar de eso, y si las quejas llegan a efectuarse, se podría estimar que la multa que tendría que pegar la empresa rondaría el millón de rublos (alrededor de unos doce mil euros).
No hay que olvidar que las políticas del gobierno ruso en contra del colectivo LGTB siguen haciendo mella en la ciudadanía. Solo hay que prestar atención a las declaraciones del abogado ruso Alexei Krestianov que dictaminaba que este tipo de spot publicitario puede confundir las relaciones de amistad entre los niños y “generarles interés en las relaciones sexuales no tradicionales”.
La homofobia esta imperante en la política rusa. El Kremlin debatió el pasado mes de enero una ley en la cual se podría encarcelar durante quince días e imponer una multa económica de entre 50 y 65 euros a aquellas personas que se consideren o expresen su homosexualidad de forma pública.
No es de extrañar que este tipo de ley condicione la percepción de la homosexualidad en la población de dicho país. Según una encuesta del PewResearchCenter realizada en 2013, fecha de la aprobación de la polémica ley, revelaba que solo el 16% de la ciudadanía rusa aceptaba y normalizaba la homosexualidad. Una cifra muy inferior si la comparamos con la española, la más alta registrada en la encuesta, un 88%.