Justo hoy, 15 de abril, se cumplen 151 años desde que en el teatro Ford de Washington el sudista John Wilkes Booth alzara su mano empuñando un arma y disparara en la cabeza al decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln.
La figura de Lincoln fue, es y seguirá siendo una de las más admiradas e importantes de la primera potencia mundial, y así lo atestiguan los billetes de 100 dólares, el monte Rushmore o el monumento a su persona del National Mall de Washington D.C.
Pero como toda figura grandilocuente, escondía secretos. Una de las teorías que han perseguido a Lincoln desde tiempos remotos, y seguirá persiguiéndolo, es su supuesta homosexualidad. “Hay un soldado devoto del presidente, conduce con él y cuando la señora no está en casa, duerme con él. ¡Qué cosas!”, escribía la esposa de uno de los asesores de Lincoln en su diario personal. Según el teniente coronel Thomas Chamberlain, historiador del siglo XIX, el presidente compartía lecho con David Derickson, capitán de la Compañía K.
Varios historiadores atestiguan que fueron hasta once los hombres que fueron encandilados por Lincoln. Especialmente Joshua Speed, un mercader que compartió con el presidente casa y cama durante cuatro años. Y luego siguieron manteniendo el contacto por carta, en las cuales se confesaban sus miedos e inquietudes respecto a su situación. “Si aguantas la ceremonia con calma, o mantienes la compostura lo suficiente como para no disparar la alarma de los presentes, estarás a salvo, más allá de la duda”, le aconsejo Lincoln a Speed en una de sus cartas, al saber del casamiento de este último. Por esa misma época, Lincoln volcó todos sus sentimientos en la escritura, concretamente en un poema –que desapareció a conciencia de su primera biografía– donde se podían intuir los verdaderos sentimientos del presidente. “Reuben y Charles se han casado con dos chicas, pero Billy se ha casado con un chico; ha probado chicas de todos los sitios, pero ninguna fue de su agrado”, decían aquellos versos.
El psicólogo Clarence Arthur Tripp, tras analizar y estudiar el libro póstumo del presidente, The Intimate World of Abraham Lincoln (El mundo íntimo de Abraham Lincoln), defiende que lo más probables es que la tendencia sexual de Lincoln fuese la homosexual, ya que las relaciones que mantuvo con el sexo femenino fueron bastante tormentosas, todo lo contrario a las afectuosas y cálidas relaciones con el género masculino.