“Tú no puedes subir al altar porque no eres la madre biológica del niño”. Estas fueron las duras palabras que tuvo que oír Yurena por parte del párroco de su iglesia, pocos minutos antes de que comenzara la ceremonia del bautizo de su hijo.
Miriam Arma y Yurena Mederos, pareja y matrimonio desde el año 2013, estaban llenas de emoción de poder bautizar a su hijo de quince meses el pasado día 10 en Telde (Gran Canaria). Pero toda esa ilusión y alegría se vio truncada por las palabras y actitud del sacerdote que efectuaba la ceremonia. Le prohibió tajantemente a una de las cónyuges, concretamente a Yurena, asistir al altar para participar directamente en el rito religioso por no ser la madre biológica del niño.
Unas palabras que fueron como un jarro de agua fría para Yurena. Aun así, aguantó el chaparrón y le comunicó a su pareja lo siguiente: “Sube y échale el agua bendita al bebé, que yo sé lo que tengo que hacer”. Pocos segundos después de finalizar el bautizo, Yurena salió delante del altar, en un iglesia abarrotada de gente ya que se celebraban más bautizos, alrededor de unas 300 personas, y manifestó a los presentes la prohibición que le había impuesto el sacerdote.
“No quiero a gente como esta en la iglesia”, fueron las palabras que le espetó el religioso a Yurena. Palabras que causaron la indignación de los familiares de la pareja. Tras varios minutos de discusión, abandonaron el recinto.
La pareja acusa al sacerdote de haber tenido un comportamiento homófobo, y no entiende por qué no hubo problemas en la reuniones preparatorias y sí durante la ceremonia. “¿Por qué las mujeres con niños adoptados sí pueden bautizarlos y yo no?”.
El cura, José Ramírez, da una versión totalmente distinta a la de la pareja. Según el sacerdote, las madres estaban al tanto de que solo la madre biológica podría posicionarse en el altar a la hora del bautizo, “porque la Iglesia establece que los padres biológicos son los que tienen derecho a bautizar a sus hijos”. Ramírez cree que todo estaba orquestado de antemano por las mujeres, “salieron un montón de gays y lesbianas a gritarme y a decirme todo tipo de barbaridades e insultos”. Y puso como ejemplo las palabras que según Ramírez le espetó el padrino del niño: “Me dijo que él era homosexual y que cuando tuviera un hijo lo bautizaría ‘por cojones”. El religioso se reafirma en su versión y dice haber hecho lo correcto.
La pareja también denuncia la negativa del cura a devolver los 30 euros y la documentación requerida por la ceremonia fallida. Y dio el bautizo por inválido.