La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, inauguró el sábado pasado el primer Centro LGTBI de Cataluña. En el acto destacó a Barcelona como “un referente mundial contra la homofobia”, aunque al mismo tiempo apuntaba que eran tiempos oscuros, en los que la gente retrógrada cuestiona la libertad y el amor. Ada Colau mostraba con orgullo el hecho de ser la primera alcaldesa abiertamente bisexual de Barcelona, y afirmaba que este tipo de políticas sociales son necesarias para conseguir la libertad de las futuras generaciones.
También hizo referencia a la agresión homófoba que hace solo unos días un joven sufría en el metro de Barcelona mientras iba de camino al trabajo. Colau ha recordado que el Ayuntamiento se presentará como acusación popular contra este hecho, y afirmó que la capital catalana seguirá luchando contra la homofobia.
En el acto también intervino la concejal de Relaciones Internacionales, Feminismos y LGTBI, Laura Pérez Castaño, que se encargó de recordar las luchas en defensa del colectivo que, durante años, se han llevado a cabo en la ciudad. Además, destacaba el hecho de que la primera manifestación LGTBI de España fuera en Barcelona en los años 70. Al mismo tiempo, agradecía la apertura del centro, ya que proporcionará “atención directa y apoyo social, jurídico y sanitario” a las personas del colectivo que lo necesiten.
Sin embargo, no todo el colectivo LGTBI ha visto con buenos ojos la apertura de este centro. Algunas voces de la comunidad, como Jordi Petit, critican que este centro vaya a ser gestionado por una plataforma que “no representa a la mayoría de entidades LGTBI”. Petit afirma que más de treinta entidades, de las que participan en el Pride, no han formado parte en la gestión de este centro, y denuncia que el Gobierno municipal ha creado este centro sin el consenso de la mayoría de asociaciones LGTBI.