El mensaje antihomofobia que ha compartido Jose Rod en su Instagram (@jovendelopus) se ha hecho viral. Se trata de un sencillo pero descarnado texto en el que el arquitecto andaluz –residente en Berlín– hace un repaso de todas las situaciones homófobas que ha sufrido a lo largo de su vida. Desde la microhomofobia más (aparentemente) anecdótica hasta la agresión más cruda e hiriente, de lo particular a lo universal.
Dolorosos sinsabores que Jose ha sabido convertir en reafirmación y por los que ahora saca pecho. “Maricón” nos dice a todos con orgullo hasta en la camiseta que lleva en la foto que acompaña su mensaje.
Te avisamos: es muy fácil que te sientas identificado mientras lees su relato. Jose, gracias por tus inspiradoras palabras.
“Por el conductor que intentó atropellarme cuando iba en la bici gritando por la ventana ‘maricón de mierda’, por el policía que dijo que era una peleíta de tráfico y que el conductor me dijo maricón pero no por homofobia sino porque la gente se pone muy nerviosa con las bicicletas. Por el médico que tuvo los cojones de decirme cuando tenía 19 años que probablemente tuviera VIH (por el simple hecho de tener las defensas bajas y ser homosexual) desde su escritorio con unos análisis delante.
Por la Iglesia y sus continuos ataques. Por hazteOir, que hoy ha dejado de ser de utilidad pública (fue nombrada por el PP). Por Vox en su totalidad. Por el PP votando en contra de todas las leyes pro derechos LTGB+ y enfadados buscando un sitito en el Orgullo. Por Intereconomía, 13tv y la Cope. Por Bertín y Arévalo, enfadados porque no pueden hacer chistes de mariquitas. Por Los Chunguitos diciendo que prefieren un hijo deforme que maricón. Por Bolsonaro y Trump.
Por los ‘quién es el hombre y quién es la mujer’ o los ‘yo no tengo ningún problema con los homosexuales’. Por las risitas y las cabezas vueltas. Por el director de mi colegio, que decía que la homosexualidad era una enfermedad producida por traumas infantiles. Por don Rafael, que en varias ocasiones me vio acorralado entre otros compañeros en los pasillos y se despedía sonriente. Por los padres de esos compañeros que educaban en el odio. Por la seño María, a quien le dije que me llamaban maricón y dedicó cinco minutos de una clase para lo que viene siendo bromear sobre ello. Por don Andrés, que me echó de clase diciendo ‘y encima maricón’.
Por todos ellos me he hecho esta camiseta, porque si ya os duele nuestra existencia, más os duele que presumamos de ello”.