¿Alguna vez has practicado el sexting? Si lo has practicado, o lo realizas habitualmente, no estaría de más que le echaras un vistazo a los siguientes párrafos; tal vez así seas consciente del peligro que puede acarrear esta acción para tu privacidad personal.
El sexting consiste en enviar a alguien textos o imágenes con un alto contenido sexual explícito. Una acción desaconsejada por las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, debido a los numerosos casos de chantaje o extorsión que se producen, principalmente en la población juvenil, por el envío de este tipo de imágenes.
Y no es para tomárselo en broma. Un estudio sociológico realizado por la Universidad de Indiana (EE UU) desvela que el 23% de los hombres que reciben imágenes de otros semejantes mostrando su miembro viril comparten dicha imagen con al menos tres individuos más, sin tener el consentimiento de su autor. Justin Garcia, responsable de investigación del Instituto Kinsey, alerta de los posibles riesgos de esta acción, creciente entre la población masculina estadounidense (1 de cada 4 hombres la realizan), y pone encima de la mesa el debate de cómo debemos abordar esta situación desde una perspectiva judicial. “¿Se puede considerar algo simplemente de mal gusto o un acto criminal? Para algunos, el sexting puede conllevar aspectos positivos para las relaciones íntimas, y un aumento de la satisfacción sexual. Para otros, conlleva aspectos negativos como dañar la reputación de una persona”, comenta Garcia, y agrega: “El riesgo real no está en el mero hecho de enviar imágenes per se, sino en la distribución de dicho material sin consentimiento del autor”.
El medio digital Gay Stars News también llevó a cabo su propia encuesta acerca de esta temática, y reveló que el 63% de los encuestados había enviado imágenes de contenido sexual explícito a una persona totalmente desconocida.